Análisis

Juan José Gardón FÁTIMA DÍAZ TORRES

Paloma cuevasLydia Bosch, un aniversario amargoBustamante confiesa sus problemas con la alimentaciónCayetana 'forever'

La popular actriz ha anunciado que padece un cáncer de piel el mismo día en el que cumple 57 añosLa exposición al sol, posible causa de la enfermedad

Estrella televisiva en los 90 y algo desaparecida en el panorama actual. Su nombre real es Lydia Boquera, aunque es popularmente conocida por su nombre artístico, Lydia Bosch, tal y como le aconsejó Chicho Ibáñez Serrador. Acaba de cumplir 57 años, un aniversario que ha estado empañado por una mala noticia: un cáncer de piel.

Según ha confesado la intérprete catalana se lo diagnosticaron hace dos semanas y por suerte no es un cáncer peligroso. El origen de la detección fue una lesión en la piel a la que no dio mayor importancia. "Hola querida familia. Hoy es mi cumpleaños y quiero compartir con vosotros que hace dos semanas, a través de una biopsia en una lesión de la piel de mi barbilla que nunca terminaba de curar, me diagnosticaron un epitelioma basocelular de tipo expansivo. Es cáncer de piel, pero aunque la palabra en un principio asuste mucho, no es un cáncer peligroso como puede ser el melanoma", escribió en sus redes sociales.

La actriz ha desvelado la causa fundamental que ha podido desencadenar la enfermedad. "El principal factor de riesgo para desarrollar epiteliomas es la exposición al sol. Y yo desde mi adolescencia he comprado todas las papeletas para tenerlo. He hecho verdaderas burradas para broncearme. Y el efecto acumulativo del sol en mi piel ha provocado esto", añadió a su relato. También ha puesto el acento en la importancia de los cuidados y la prevención. "Tenemos que tomar conciencia y hacernos revisiones de la piel anualmente para evitar males mayores. Voy a empezar a cuidarme en serio y compartiré por aquí mis avances y descubrimientos", aseguró.

Tras acumular varios fracasos sentimentales, no se le conoce pareja en la actualidad. Para Lydia Bosch sus hijos "son lo mejor". Andrea (28 años) es el fruto de su relación con Micky Molina, su gran amor. Mientras que los mellizos Ana y Juan (17 años) son hijos de su matrimonio con Alberto Caballero.

La presentadora ha recibido numerosos mensajes de ánimo y apoyo de sus seguidores. Entre ellos, la felicitación más especial ha sido la dedicatoria de su hija Andrea. "Quiero seguir haciéndome un ovillo a tu lado y que me abraces fuerte toda la vida. Te quiero. Feliz cumpleaños, mami", expresó su primogénita.

David Bustamante se encuentra en uno de los mejores momentos de su vida. A punto de celebrar 20 años de carrera musical, el artista está feliz con su pareja, la bailarina Yana Olina, y su hija Daniella. Una estabilidad en su vida que no le ha sido fácil conseguir, pues como comentó a Bertín Osborne en El show de Bertín, programa de Canal Sur, durante un tiempo ha sufrido trastornos alimenticios.

"Tenía una mala relación con la comida, la usaba como premio y luego me castigaba por comerla", explicó el artista. "Ha sido una lucha muy dura, todos tenemos espejo en nuestras casas", se quejaba en voz alta. Asimismo, el cantante comentó cómo volvió a sufrir recientemente este tema durante el confinamiento: "En la cuarentena engordé ocho kilos, me dio por cocinar y lo hacía muy bien".

Sin embargo, David Bustamante ha aclarado que actualmente se encuentra mejor y ha logrado encontrar su equilibrio. "Ahora me cuido con mi dieta y mi entrenador", explicó. Hecho que se pudo comprobar hace unos días cuando el propio cantante visitaba a su doctora, Electra Navarrete, quien le está guiando y ayudando a conseguir su "mejor versión".

EL culebrón de Los Alba, sin desmerecer a los Rivera-Pantoja, tampoco tiene desperdicio y, si me aprietan, más alcurnia. Cayetana de Alba, la XVIII duquesa de Alba, fue única en su especie (aristocrática) y la única mujer entre sus seis hijos, Eugenia, va tras sus pasos. A pesar de ser Grande de España y acumular títulos, Eugenia se dedica a la pintura, al diseño de joyas y y a las causas benéficas; como en su día hizo la duquesa. Eugenia acaba de cumplir 52 años y está más feliz que nunca, tanto en el terreno personal como en el profesional. Junto a Narcis Rebollo ha encontrado la estabilidad y la compañía que tanto ansiaba. E incluso con su hermano Cayetano parece que las aguas van volviendo a su cauce.

Cayetana de Alba repartió su herencia en vida para poder casarse, tranquilamente, con el que fue el último gran amor de su vida, Alfonso Díez. Tras su fallecimiento, la llegada de Carlos, el nuevo duque de Alba, fue un revulsivo en el clan. Carlos no tiene nada que ver con su progenitora, ni en carácter ni en la gestión de la Casa de Alba. De ahí que a su hermano Cayetano le sentara como un jarro de agua fría que le dijera dónde estaba la puerta (del palacio de Liria).

Las memorias de Cayetano, destapando los escándalos y trapos sucios de una familia noble en la que lo que se enseña es a callar, no sentó nada bien a ninguno de sus hermanos. Maltrato por parte de sus niñeras, infancia solitaria, desapego materno, drogas, adicciones. A Cayetano, y el resto de sus hermanos varones, les educaron a la antigua usanza de la aristocracia, sin besos ni contemplaciones. La niñez de Eugenia fue muy diferente; la pequeña de los Alba y la única niña recibió los abrazos que su madre no había dado a sus cinco hermanos antes. De ahí que no tenga traumas ni reproches. Es la menos noble de palacio, criada (casi, claro está) como el resto de niños, es la más plebeya en el mejor sentido de la palabra.

La vida palaciega no tiene que ser un regalo si no se tiene a un referente, materno o paterno, que marque el camino. El cariño fabrica cariño, no sirve de nada la formación ni la dote si no se tiene un ejemplo a seguir. Por eso Eugenia es la más duquesa de todos los Alba. Adoraba a su madre, y ella adoraba a Eugenia.

Más cerca de una reconciliación, el clan de los Alba lidia con sus más y sus menos como cualquier familia desestructurada en su origen. Cayetana hizo lo que su padre hizo con ella, y la convirtió en la mujer fuerte que era. La prensa del corazón y los programas la echan de menos, y Sevilla más aún. Todos esperan que Eugenia tome el testigo de una aristócrata que bailaba sevillanas, iba a la playa y hacía un corte de mangas a los periodistas... como cualquier plebeyo.

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