Hace unos días, el puerto malacitano recibió al Prince Abdulaziz, el yate real de Arabia Saudí. Rodeado de los misterios que envuelven a este tipo de barcos, un detalle de él me llamó poderosamente la atención; una circunstancia me suscitó una pregunta a la cual no le encuentro respuesta. Pero antes de entrar en materia, les recordaré dos aspectos ya tratados en esta columna y que añadirán un mucho de misterio a lo que hoy les cuento.

En la marina mercante, desde hace muchas décadas, las banderas de conveniencia son algo muy habitual. La posibilidad de que un barco navegue bajo un determinado pabellón distinto al del país de su propietario, posibilita una serie de beneficios económicos; unas circunstancias que repercuten en las tripulaciones que, en base al país de la bandera, trabajan y cobran sus salarios.

Dicho esto, ahora les comentaré qué es lo que significa el término barco de estado. Atendiendo a una simple pero muy clara definición, los barcos de estado son aquellos que son propiedad de un país y que, explotados por este, lo representan realizando servicios oficiales no comerciales.

Ya con estos dos conceptos, y retomando a la escala de hace unos días del Prince Abdulaziz, les diré que este yate regio llegó a aguas malacitanas luciendo la bandera de las Islas Marshall; una circunstancia verdaderamente llamativa.

Ante este hecho, habría que preguntarse ¿cómo es posible que este yate real no navegue bajo el pabellón de su país?, y como la cuestión se queda corta, también creo acertado cuestionar ¿es el Prince Abdulaziz un barco de estado? Con estas incógnitas y con las imágenes malagueñas de los yates regios de Catar u Omán que mostraban las banderas de sus países, les diré que, para crear algo más de confusión, el Prince Abdulaziz, en su escala malacitana de 2017 sí que mostraba la bandera de Arabia Saudí.

Una curiosa intriga que se podría acentuar si les digo que la matrícula de Jaluit, el puerto de Islas Marshall donde está registrado este yate, se podía ver pintada en letras doradas sobre una tablilla en la popa del Prince Abdulaziz; un postizo que ocultaba el nombre Jeddah, el puerto de Arabia Saudí con el que un día navegó este yate real.

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