Andalucía encapsulada

Las líneas políticas del Gobierno de Andalucía se han caracterizado por su reiteración y su simplicidad

Las líneas de actuación política del actual Gobierno de Andalucía se han caracterizado por su reiteración y su simplicidad. A falta de iniciativas atractivas, el ejecutivo andaluz se ha refugiado en un constante ataque al anterior gabinete, sin que para alcanzar ese cometido haya dudado en recurrir a la exageración, a la difamación o directamente a la mentira. La otra línea de actuación es la de fijar como bien absoluto la estabilidad del ejecutivo, como si este hubiera sido un problema en las anteriores legislaturas. Todo esto, adobado con una máquina propagandista realmente formidable y la entronización de la discreción y la mediocridad como elemento sustancial de la gestión pública. Para ello y para evitar sobresaltos, el gabinete de Moreno Bonilla ha introducido un nuevo modismo: encapsular, que para los lectores de imaginación perezosa habrá que explicarle que es el esfuerzo que el ejecutivo hace para no ser presa de las tensiones existentes en la política nacional. Se puede decir que este trabajo ha dado parcialmente sus frutos, pues es cierto que el actual gabinete ha sabido ponerse a resguardo de las tormentas que han asolado otros gobiernos de coalición entre el PP y C's. Pero esta cápsula se ha demostrado insuficiente a la hora de conseguir autonomía para poder fijar la fecha electoral más conveniente. Primero fue la presión desde calle Génova para que los comicios fueran adelantados, después los decepcionantes resultados de las elecciones de Castilla y León y, por último, la actual crisis interna del PP los que han hecho que para una decisión tan trascendente el presidente de la Junta se encuentre mirando la situación nacional de su propio partido. Podría pensarse que ante esta complicada situación la prudencia aconseja alejar la fecha lo más posible del actual incendio, pero el riesgo es que no se sabe cuanto puede durar. Lo probable es que el presidente de la Junta aproveche el momento dulce que supone la celebración y clausura del congreso anunciado, en el que no faltarán gestos y discursos de unidad y fortaleza, para convocar, antes que las tensiones no resueltas y el afán vengativo de la presidenta de la comunidad de Madrid puedan volver a enturbiar el ambiente. Que se celebre en Sevilla es todo un anuncio. O sea, que la tan cacareada cápsula andaluza no va a evitar que sean las circunstancias externas las que fijen la duración de la legislatura y muy posiblemente para el mes de junio los andaluces estemos ante las urnas.

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