Ignacio del Valle

Bonito tesoro

Las vacaciones nos las pintan de montaña rusa, de adrenalina, de película de suspense y terror o comedia...

Un 16 de julio de 1969 hace 51 tacos los astronautas de la NASA Armstrong, Collins y Aldring salieron pitando en un cohete y se pusieron de patitas en la Luna. En el Palmeral de las Sorpresas de Cenacheriland está amarrada una réplica de la Nao Victoria con la que Juan Sebastián Elcano dio la vuelta al mundo. Salió de especias un 10 de agosto de 1519, andamos con la celebración de su V centenario. Una proeza ninguneada por la envirutada realidad.

Entre las finas paredes metálicas del módulo lunar y el cascarón recio con el que los descubridores exploraron remotos mundos estamos nosotros. A un tris de enfundarnos un gorro de aluminio dentro del trastero. Lo de la Nao Victoria impresiona por sus hechuras de barco pirata de Famobil. Contrasta con las naves vecinas que por allí atracan. Megayates con salas de proyección y salones palaciegos a lo Octopus, cuya lujosa silueta azul forma parte de la línea del cielo del puerto de Málaga.

Da qué pensar en los arrestos y valentía de aquellas tripulaciones joviales que con dos barbas y morriones se adentraron a pelo por la mar océana trazando cartas náuticas con brújula, reloj de arena, cuadrantes, ballestinas, correderas para medir la velocidad y ubicarse en el fin del mundo con precisas coordenadas de latitud y longitud. Ríase usted del Google maps. Del olfato para las borrascas de la marinería reumática. Nada de sistemas de posicionamiento global, cartas digitales, sondas, radares y equipos de telecomunicación que aún, con tanta tecnología, nunca son fiables al 100%.

El tráfico náutico está ralo, y el aéreo calvo y viceministro, es decir engañoso. Es más, los expertos en conducción automovilística comentan que hemos salido del confinamiento como pilotos atocinados. Más domingueros que nunca. Mientras le pillamos el truco a "la nueva normalidad" soñamos con unas jornadas de asueto. Quédate en casa, quédate en Andalucía. Nos persuaden por tierra , Marimar y aire para que movamos la billetera con responsabilidad individual vía consumo redentor. Por el norte caen rebrotes de punta, por aquí gotean positivos de importación. Pero qué no pare el espectáculo. Nos animan a salir de la covidchuela enmascarados y regresar covidfree. Las vacaciones, para quien las tenga, nos las pintan de montaña rusa, de adrenalina, de película de suspense y terror o comedia romántica… De cine de verano para disfrute de la juventud. Bonito tesoro.

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