Ignacio del Valle

Cassá sin máscarilla

¿Qué tal renunciar a su acta de concejal? Ni hablarlo, ese voto vale su peso en presupuestos y favores

Desfase de paseante. Unos llevan la mascarilla en la mano, la mayoría ni eso. Los viejenials vamos embozados. Por mieditis y civismo elemental. Para evitar contagiar al prójimo. Lo de la separación de dos metros nos la pasamos por el forro del chándal en un alarde de profundo egoísmo o inconsciencia. Como el distanciamiento del ex ciudadanos Juan Cassá que protagoniza el último poltergeist de la Carcasona del Parque. He hablado con el susodicho lo justo, sobre todo antes de que lo enredaran en cabildeos peñacofrades. En un cruce eventual le afeé lo del rascapingas mojón del puerto y la mirada de la simpática ardilla me mordió. Hace días vi una foto muy extraña en Twitter: una ardilla ¿carnívora? con un pájaro en la boca. No sé si era un montaje, una profecía o un desvarío del estado de mamarla con sus décimas de fiebre majarona que nos ha calentado la cabeza a tantos.

El bien pagao ha hundido su reputación con este episodio de dignidad sobrevenida y puñalito trapense. ¿Qué tal renunciar a su acta de concejal? Ni hablarlo, ese voto vale su peso en presupuestos y favores. De momento a Dani Futuro con más de dos dedos del PSOE en la frente, no le conviene en estos momentos asaltar a nuestro arcade vintage de teórica baja, por elemental fair play. Es más estratégico aguardar a que el descontento de la pandemia asedie el delatorrismo endémico de Cenacheriland. Lo más quemasangres de esta amenaza y fantasma es la inoportunidad y la insolidaridad canalla en el meollo de la incertidumbre. Ejemplos de buen hacer consistorial haylos: Susana Carillo, pone racionalidad y criterio ingenieril, Noelia Losada se desdobla entre el distrito de Teatinos y las lágrimas de la Cultura y el Deporte, Rosa Sánchez inventando un respirador para el turismo o Ruth Sarabia voluntariosa en Participación Ciudadana. Muchos munícipes, vecinos solidarios y hasta funcionarios están dando la cara y se les nota una preocupación sincera en el afán de servir. Son muy conscientes de lo que hay alrededor, como Eduardo Zorrilla, un buen tipo al que parece que ha dibujado Ibáñez, a quien esta historia le parecerá de tebeo. Sucesos de la Avenida Cervantes, esquina calle Roma, pastillas y pagarés de goma. Pobre Juan Cassá, se ha desenmascarado él solito. Con lo bien que me caía el guaje, lo ha mandado todo a paseo antes de salir de casa.

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