Ignacio del Valle

Centros de atención

Como siempre los cuerpos de seguridad, Protección Civil y los vecinos sí están a la altura de la circunstancia solidaria

El incendio de Sierra Bermeja releva el protagonismo terror de fuego al volcán de La Palma. Un espectáculo islandés o hawaiano wiki que suma turismo..., así se lo apuntaron a la ministra reina de las motos a escape libre, que tuvo que atragantarse con sus declaraciones editadas al vuelo. Todos los desastres están saliendo del bombo de esta Lotería de la naturaleza primitiva: incendios, inundaciones, terremotos, nevadas, huracanes, volcanes… Como los aficionados a la astronomía que peregrinan a las coordenadas óptimas para observar eclipses, nos enteramos de que hay un segmento viajero de mala lava que pulula paralelo al de los científicos y vulcanólogos ponds en siete días. Y entre esa gente que hay para todo, están los que viajan a escenarios bélicos, tours por favela brasileña o se arriman a Chernóbil para hacerse una selfie delante de la noria radiactiva, como si fuese Tívoli, que también tiene su peligro oxidado.

Ya nos sonaba raro lo del "enjambre de terremotos" que leíamos con sorpresa, hasta tan poco solo teníamos miedo a los enjambres de avispas africanas o las ocurrencias de un concejo de ministros de la misma talla política que nuestro blindado Juan Cassá. No podía faltar en esta ocasión televisiva nuestro rozagante zángano presidencial para dar ánimos y chupar titulares en olor a chamusquina de multitudes. Como siempre los cuerpos de seguridad del Estado, Protección Civil y los vecinos sí están a la altura de la circunstancia solidaria. Fíjese que por Cenacheriland no tenemos mucho motivo de lamento flamenco. La cosa del ruido de ruedecillas de troley y la orquesta filarmónica de hormigoneras va todo meter, se anima la cosa cultural y hasta vamos a disfrutar una procesión magna para la incertidumbre meteorológico-cofrade. Las reservas y cruceros van viento en popa, por fin se respira un porvenir tecnológico y sin mascarilla, pero créame que viendo las noticias que llegan de la isla canaria, cómo que no. Las personas que lo han perdido todo, mientras el resto de los españolitos vuelven a la normalidad, pues que la alegría se apaga. Este otoño despeja la economía y el gozo de consumir, aunque el riesgo de pobreza extrema se está cronificando entre los más jodidos de la sociedad, que, por esas cosas del destino, siempre se encuentran en el otro extremo del mapa, mientras que los afortunados siempre se las apañan para acaparar el centro de los dineritos y de la atención.

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