Ignacio del Valle

'Consumorir' así

El gremio de la rosca anda frito a multas de tráfico, escalada del precio del gasoil, reaprietes salariales...

Vamos de cabeza a las Navidades y ya suenan tambores de espumillón. Ofertas negras como el apagón final. Estamos a dos velas y las conversaciones en Cenacheriland cada día se parecen más a las escenas de la tira de Mafalda del genial Quino. La niña del flequillo se preocupaba mucho por la política internacional, que hogaño denominan geoestrategia, mientras su madre se quejaba del subidón de los precios de la compra. Y así viñeta a viñeta la familia iba creciendo y progresando en ese culebrón de inflación argentina. Su gente llegó a conquistar a plazos un Citroën 2 CV y estirar la nómina de oficinista que alcanzó para tomarse incluso unos días de vacaciones en la playa. Aquí en la soleada orilla de noviembre todavía se pueden ver cuerpos en toalla y partidos de vóley a salvo de los villancicos. Seguimos tan infoxicados que no sabemos si pulirnos la extra en langostinos y turrón, invertir en latas de fabada o reservar para gas y electricidad. Un espécimen durante el confitamiento compró 100 botes de alubias para revenderlos por el doble durante el trance acaparador de papel higiénico.

En el sindios noticioso, por una parte, nos susurran que no hay chips para la electrónica de los coches y que si quieres comprar un auto nuevo tienes que ponerte a la cola como en los tiempos de los SEAT 600. Por otro lado, la paranoia filomena y climática susurra atiborrar la despensa y chamuscarte las cejas con un camping gas. Ya lo de los transportistas, otros héroes del desastre del coronabicho, es otro lamento. El gremio de la rosca anda frito a multas de tráfico, escalada del precio del gasoil, reaprietes salariales y abandono institucional. Avisan que de seguir así se quedan en casa por navidad. Estamos acostumbrados a despotricar de la Renfe y sus performancias que trastornan cada puente de diciembre, pero lo de la logística, en estos días que las plataformas de distribución realizan unas acrobacias virgueras y todo se sirve en el día, ahora que los almacenes son la rodante flota de camiones, el asunto de las felices fiestas consumistas se complica. Por si fuera poco, los del sector agropecuario también están que trinan. Uno no sabe ya qué pensar si es una maniobra de marketing para que adelantemos las compras, o vaya usted a saber qué. Consumorir así, es vivir de amor vocearía Camilo Sesto.

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