El zoco

juan lópez cohard

Contradicciones

Que con la fase 2 nos acercamos más a la normalidad de nuestras vidas lo demuestra el hecho de que nuestro alcalde, De La Torre, ya en plenas facultades, ha encargado un nuevo proyecto para el soterramiento del Paseo de los Curas. Y van siete.

También de la mano de la nueva fase parece que puede haber acuerdo entre Ayuntamiento y Puerto para desbloquear los terrenos del tan ansiado y esperado Auditorio. Aún recuerdo cuando siendo alcalde mi bien amado Pedro Aparicio el proyecto contemplaba los terrenos frente a la Comisaría de Policía (si la memoria no me falla, algo muy probable).

Son tiempos de acelerar proyectos públicos y acelerar al máximo las inversiones públicas. Son exigencias del desastre económico provocado por la pandemia coronavirica. Cuando se habla de que nos encontraremos con una nueva normalidad no es más que un cambio en la realidad y, lógicamente, todo cambio es nuevo. Pero son las nuevas normalidades que se han dado toda la vida con los cambios socioeconómicos. Y esta crisis provocada por la pandemia traerá sin duda, y por un largo tiempo, una realidad económica distinta: la decadencia del neoliberalismo imperante desde los años ochenta del pasado siglo y el reforzamiento del sector público, tan necesario ante las crisis. Como lo ha sido siempre.

Ir cumpliendo fases en la desescalada del confinamiento va trayendo consigo nuevas actitudes y cierta ansiedad ante una situación que no ha desaparecido y que sigue asustando. A todos, durante un trimestre, nos han metido el miedo en el cuerpo, la desconfianza, mirar a los demás como agentes víricos que nos pueden matar, y la certeza de que nadie tenía ni puñetera idea de cómo atacaba el enemigo ni por dónde se le podía atacar a él. Y eso siempre produce ansiedad y miedo.

Pero lo peor han sido las continuas contradicciones de aquellos a los que se les había encargado la misión de tranquilizarnos y protegernos. Esas contradicciones lejos de dar seguridad a la población, alteraban el ánimo y creaban malestar y depresión. Aún hoy, después de tres meses, cuando se explican las normas a seguir en la segunda fase, se encuentra uno con algunas medidas que no se entienden: en la movilidad personal desaparecen las franjas horarias, excepto para los viejos. Lo que quiere decir que en la franja de los mayores pueden salir maduros, jóvenes y niños, pues ¿para qué sirve? Aunque en el apartado de "deportes y niños" se dice que los niños pueden salir a cualquier hora excepto en la de los mayores ¿En qué quedamos? Solución, no mire el carnet de identidad y salga cada uno cuando le salga de los mismísimos. O, más gracioso aún, las celebraciones de bodas pueden ser hasta con 50 personas en espacios cerrados, pero los entierros tan solo 15. ¿Es que los muertos, aunque tengan cara de preocupados, son de mayor riesgo que los novios? ¿O es que son más contagiosos? La verdad es que como un muerto estornude en mitad de un velatorio, los asistentes no saldrán contagiados, no: saldrán muertos del susto.

Dedíquese el Gobierno a evitar contradicciones, agravios comparativos en las medidas, a gobernar más y a culpar menos a los demás y verá que todo va mejor.

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