Doble vía y el fin de fiesta de la UE

A España, cada vez más sola como el resto, no le queda otra que ponerse al fin seria si quiere conquistar su futuro

La presidenta alemana y el presidente francés, una pendiente de comicios y el otro ya fenecido en lo político, apostaron ayer de forma más o menos decidida por crear una Europa de dos velocidades: más liderada aún si cabe por ellos y con las economías del Este y mediterráneas jugando en una especie de segunda división, lo que vendría a cambiar los códigos de los actuales repartos de las responsabilidad en cuanto a cooperación. Tanto el líder francés como la canciller alemana tratan con esto de contentar a su escéptica opinión pública, asustadas como están las fuerzas liberales y socialdemócratas de ambos países con el avance de la derecha populista y antieruropeista, pero esto no significa que en la mente de Merkel, que por ahora sigue siendo la principal líder europea, no esté decidido dar el paso de crear esa doble vía que, como cualquiera puede sospechar, puede ser el primer paso para la desintegración de una UE que ahora mismo se encuentra al ventisquero tras el Brexit. "Hay que ser valientes y admitir que unos van delante y otros detrás", vino a decir la presidenta germana al tiempo que trataba de convencer sin mucho éxito a la prensa que unidad no debe significar uniformidad. Calan en cualquier caso los mensajes que en Europa rica se ha fomentado en los años de crisis contra la Europa pobre, lo que viene a anunciar que o España se abrocha el cinturón y hace un nuevo sprint a lo Masstricht, cosa difícil, o no le quedará otra que ser, como mucho, la cabeza chillona del ratón europeo. Por eso Rajoy, sabedor del entuerto, trataba ayer de defender sin mucho éxito ante Merkel y Holland que lo que se necesita no es una doble vía sino intensificar la unión. La crisis se la UE se agrava en cualquier caso y lo que parecía sólido se vuelve gaseoso, diríamos que inflamable mientras brillas los ojos de los antieuropeistas lepenianos y también pabloiglesianos. A España, cada vez más sola al igual que el resto, no le queda otra que ponerse seria si quiere defender el futuro de su gente. Y en eso evidentemente estamos, decidiendo que si el boicot a una peli, que si Alba y Feliciano o que si el autobús. Hay que ser optimista, no hay duda; hay que ser optimista y sonreír.

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