Políticos arrimándose a empresarios y viceversa. La asistencia a cualquier convocatoria de premio o medalla de lata se coloniza por esos seres bilocados que son los habitantes de las listas electorales. Como los sufragios vienen en 2x1 la deus machina propagandística está hirviendo. Premios Hacemos Málaga de la Confederación de Empresarios. Miércoles 14 de noviembre. Auditorio de la Diputación. El presidente de la CEA Javier González de Lara lleva años predicando una ética que trascienda más allá de la multiplicación de las nóminas, promoviendo actitudes de responsabilidad empresarial. Apuntando a los objetivos de desarrollo sostenible, estrella del 2018. Es inadmisible tener trabajadores haciendo equilibrios por el desfiladero de la pobreza.

En lo de Hacemos Málaga el Grupo Sancho Melero, mantecados todo el año, desde Antequera, se llevó la distinción por su acción social. Como iniciativa emergente Ebury, tecnología aplicada a finanzas opera desde Cenacheriland. Almendrera del Sur, tiene el mérito de salir adelante e innovar en modo cooperativa y agrupar a los productores de Andalucía. En esto, la gente embutacada comenzó a mirar el móvil porque se dieron a conocer los sondeos cocisnados de las elecciones andaluzas: Victoria y triple empate.

Cuando anunciaron el reconocimiento a la trayectoria empresarial de Comercial del Sur Papelería, los hermanos Rafael y Carlos Benavides subieron al escenario ante un auditorio de bajona, pero se crecieron. Iniciaron un recorrido de agradecimientos. Carlos comenzó por la receta: "Perseverancia, perseverancia e inconsciencia "Y conocimiento" apunta Rafael. Con honores a su viejo: "El negocio es menor de edad, hay que cuidarlo y mimarlo". Así hilvanó Carlos una intervención sentida, de esas que transmiten autenticidad, mencionando a todos sus grupos de interés, de trabajadores a agentes de ventas, proveedores, clientes minoristas y paganinis finales. También habló de sustos críticos como las inundaciones de 1989 y el tornado de 2009 que arrasó los tejados allá por el políngano San Rafael. Y se enredaron en reflotar una empresa francesa. Actitudes que mamaron de su padre, que entró de aprendiz en una papelería en 1940, en 1958 montó la suya propia y sus cuatro hijos siguen "luchando" por el legado familiar. Así hacemos Cenacheriland con empatías y empatíos de empresa y también políticos lúcidos, que parece ser que también los hay.