RECIENTEMENTE y al unísono la Dirección General de Empresas e Industria y la de Política regional de la Comisión Europea han publicado una guía denominada Guía inteligente de las incubadoras basadas en la innovación.

En 1993 ya publiqué un artículo denominado Centros europeos de empresas e innovación y el spin off. Entonces hablábamos de una apuesta clara de la Comisión Europea por la innovación y la competitividad del tejido industrial. Bic Euronova el Centro Europeo de Empresas e Innovación de Málaga nació en una época de crisis económica que se prolongó hasta 1996. Pero también, como en todas las crisis, un momento bueno para aprovechar las oportunidades que surgen en esos períodos de turbulencias donde se renueva parte de nuestra piel, aflorando nuevos modelos de crecimiento y nuevos nichos para los emprendedores. Apostábamos desde los Centros Europeos de Empresas e Innovación, CEEI, por las empresas spin off como modelo de innovación o la innovación en los CEEI ya que la estrategia consistía en aprovechar los conocimientos de las personas, que con motivo de la crisis, salían anticipadamente de las empresas industriales y que gracias a nuestra ayuda y asesoramiento podían, a su vez, crear su propia empresa. Con el tiempo, los spin off más incentivados públicamente han sido los spin off académicos cuya filosofía detrás es aprovechar el conocimiento científico desarrollado en los grupos de investigación de la universidad para crear una empresa.

De hecho, una acertada definición de innovación es que "innovación es un cambio que crea y/o añade valor y provee una ventaja competitiva aquí y ahora". Innovar implica una acertada lectura de la realidad, combinada con la creatividad. Entender lo que el mercado demanda, cómo funciona, qué se puede mejorar, el famoso método japonés de mejora continua, kaizen.

Por otro lado, la incubación es un proceso de apoyo al emprendedor para llevar a cabo su idea de empresa. Dicho proceso comprende una fase previa la preincubación donde el emprendedor lo que hace es formular su plan de negocio e iniciar sus primeros contactos con el mercado y así validar su idea para luego pasar a la fase de incubación donde el proceso es más largo, generalmente entre tres y cinco años, donde debe consolidar su idea en una empresa rentable. Depende, por lo tanto, del mercado y de la buena lectura que haga de éste, pero también de su gestión de recursos financieros , humanos y de capital.

En esta fase de incubación están especializados los CEEI o lo que denominamos más acertadamente incubadoras de base innovadora, en inglés, Innovation Based Incubators (IBI). BIC Euronova en Málaga es una de estas incubadoras de base innovadora situada en el PTA, especializada en la consolidación de empresas innovadoras que actualmente ostenta, desde abril de 2009, la presidencia de la red nacional ANCES (Asociación Nacional de CEEI españoles) que agrupa a 27 CEEI en España.

Los CEEI fueron en el momento de su creación, años 80, una respuesta desde el ámbito público, impulsados desde la Comisión Europea DG Regio, a un fallo de mercado consistente en, a falta de iniciativa privada en este campo, apoyar la creación y consolidación de empresas innovadoras en regiones en declive industrial por reconversión y también en los casos de regiones con poca capacidad emprendedora y falta de espíritu empresarial. Casi todos, además, contaron desde su inicio con un edificio para alojar las recién creadas empresas cuyo plan de negocio había sido tutorizado por el equipo del CEEI. Dicho edificio es lo que se denomina incubadora que, en muchos casos, se ha cofinanciado su construcción con fondos europeos.

En mi opinión, y si nos referimos a España, las comunidades autónomas han sabido aprovechar la oportunidad de crear este tipo de instrumentos, especialmente en el periodo 1986-2001. Durante esos 15 años, se crearon 22 CEEI en España, teniendo presencia en 14 comunidades autónomas. Desde 2002 en adelante, las comunidades autónomas, la administración central y la local han dispuesto de más recursos públicos para invertir en este modelo de desarrollo que políticamente produce unos réditos importantes. Por ello, ayuntamientos, gobiernos regionales, escuelas de negocio, cámaras de comercio y universidades, por poner un ejemplo, se han lanzado sin freno en la creación de incubadoras para lograr un trozo de un pastel cuyo crecimiento no parecía tener límite. Incluso se han creado preincubadoras para dar cobijo a los emprendedores que aún no han constituido su empresa. Pero este crecimiento en el número de emprendedores se ha frenando bruscamente en 2009, debido a la crisis económica tal como pone de manifiesto el último estudio del Global Entrepreneurship Monitor GEM referido a España. Como consecuencia de todo ello, existe en el mercado una oferta muy abundante de servicio de incubación para empresas que sería, desde el punto de vista público, deseable racionalizar y coordinar.

Las IBI a las que nos hemos referido anteriormente son el nuevo modelo transformado de los CEEI en el que se priman algunos criterios clásicos, como la no gratuidad de los servicios para hacer que las empresas innovadoras conozcan desde un principio los costes del mercado y otros no tan clásicos, como definirlas como un centro de desarrollo de negocios en el que la selección de empresas se hace en base a las ventajas competitivas que encierra una estrategia innovadora plasmada por el emprendedor o pyme ya existente en su modelo de negocio.

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