Mitologías Ciudadanas

José Fabio Rivas

Eróstrato, la Torre y el Alcalde

Seguimos liados con el mamotreto de la Torre del Puerto, pero ahora las espadas parecen estar más afiladas y enfrentadas que nunca. ¿La razón? El reciente informe del Ministerio de Cultura sobre el proyecto de construir un hotel de 27 plantas y 116 metros de altura en el dique de Levante del puerto de Málaga, en el que se anuncia la apertura de un expediente por posible expoliación del patrimonio cultural de la ciudad, ya que dicha construcción alteraría de manera irreversible el paisaje histórico y natural que caracteriza el Centro Histórico de Málaga, al romper de forma clara la cadena topográfica ("skyline") que, desde hace casi tres milenios, se inicia en lo alto del Monte Gibralfaro y termina en el mar, teniendo en cuenta que los grandes valores patrimoniales que definen a la ciudad de Málaga, desde un punto de vista histórico y natural, son su bahía, los Montes y la contemplación conjunta de ambos.

No es, pues, el desarrollo turístico, cultural, industrial… de nuestra ciudad lo que se cuestiona (el cual debemos seguir apoyando y mejorando, pues de eso vivimos). Tampoco se cuestionan los legítimos intereses económicos del grupo catarí Al Alfia Holding, ni los de la Autoridad Portuaria. Ni se pone en solfa las características técnicas del edificio ni su controvertido interés estético… Lo que se objeta es la expoliación irreversible del patrimonio histórico y natural de Málaga. Ese es el problema: la ilegitimidad de querer ubicar los 116 metros del hotel en sitio inapropiado. Así que los malagueños, que ya conocemos las consecuencias calamitosas de este tipo de intervenciones (Pensemos, por ejemplo, en el enclaustramiento y cierre al mar de nuestra magnífica catedral, a causa del Hotel Málaga Palacio; un edificio legal, rentable económicamente, estéticamente aceptable, pero ubicado irreversiblemente en un lugar equivocado), deberíamos apoyar este informe, al margen de las afinidades políticas de cada uno (Recordemos, también, que cuando han creído que "políticamente" les interesaba, y al margen de la consideración de los malagueños, los gobiernos autonómicos del PSOE y del PP abanderaron el proyecto de la torre del Puerto).

Y al frente del apoyo al informe del Ministerio, representando a los ciudadanos malagueños, inequívocamente debe ponerse el Ayuntamiento y el alcalde, pues la pasión por destruir nuestro paisaje y nuestro patrimonio milenario, no debería ir unida -ni de lejos- a la corporación municipal malagueña ni a su máximo representante: el alcalde. No vaya a suceder que, pasado los años, la figura de Francisco de la Torre -sin duda, un alcalde aceptable-, sea recordada tan solo por el síndrome de Eróstrato, un hombre sin mérito alguno que, para lograr fama -"la pasión por la gloria y la alegría de oír su nombre"-, en el año 356 a. C., incendió una de las maravillas del mundo antiguo: el templo de Diana en Éfeso.

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