Educación para la Ciudadanía

Al respecto de la sentencia del TS contra la objeción a recibir clases de Educación para la Ciudadanía, yo me planteo el caso en el que la moral personal que reciban unos chiquillos sea la de un padre racista que desde pequeños les indique en casa que los negros son inferiores a los blancos o esos chiquillos que ven como el alcohol rompe la relación entre sus padres desde muy chiquitos, y me hago la siguiente pregunta: ¿No es el Estado también responsable de la educación de sus ciudadanos? Y sólo puedo llegar a la conclusión de que sí, lo es y en un grado muy importante como el de tener que mostrarles todas las opciones -tipo menú- en las aulas y dejar que ellos, los chiquillos, al crecer y hacerse adolescentes, escojan la versión de la vida que más les convenga, usando convenir en el más amplio sentido de la palabra. No es justo que los niños sólo escuchen la versión de los padres de turno y no dispongan del resto de la información, la cual es poder, poder para hacerse libres y ciudadanos sin necesidad de otros para pensar. Lo siento, yo no creo en el derecho de los padres de educar a sus hijos como puramente deseen y creo en el derecho más bien de ellos de conocer todo lo que hay en la vida para poder elegir, así que no me queda más que celebrar la decisión del TS para que esos padres objetores dejen de perjudicar el currículum académico de sus hijos, que no les están haciendo ningún favor.

Sergio Román (Málaga)

Automovilistas

Ahora que la asignatura de Educación para la Ciudadanía está de moda, me viene a la cabeza la posibilidad de que esta asignatura se imparta también en las autoescuelas. Cada día es mayor el número de vehículos que no respetan los semáforos en rojo. Los pasos de peatones tienen siempre un coche aparcado en la rampa, impidiendo el paso con un carro de la compra, de bebé o de minusválido. Y qué decir de las motocicletas y ciclomotores. El 90% de estos vehículos están aparcados en las aceras impidiendo también el paso de peatones, cuando no van circulando por ellas poniendo en peligro la integridad de los peatones. Y sólo protestamos por las bicicletas, cuando las motocicletas circulan a más velocidad. ¿Por qué no multan a los peatones que molestan a las motocicletas en las aceras o a los peatones que cruzan por los pasos de peatones, impidiendo que los coches puedan aparcar en ellos? Y lo peor de todo es que como se te ocurra decirles algo, lo mejor que te puedes llevar es un insulto, porque encima se piensan que llevan razón al tener un vehículo entre manos. Por favor, piensen en sus hijos, padres o simplemente en ustedes mismos, que no siempre van subidos a sus vehículos y se convierten, por tanto, en peatones.

Francisco J. Vázquez (Correo electrónico)

Bajo la furia (de los manifestantes franceses) hay un sentimiento profundo de frustración porque los franceses, al igual que los otros ciudadanos de los 15 países de la Eurozona, son conscientes de que sus gobiernos sólo poseen un espacio limitado de maniobra. La inflexibilidad de la talla única de la Eurozona priva a los miembros de la moneda única del arma vital de la devaluación y de la política monetaria con la que al menos tratar de aminorar el impacto de la recesión. El motor europeo, Alemania, se halla en recesión profunda y, en el otro extremo, los países del Club Med, Grecia, España y Portugal, han visto su niveles de crédito internacional reducidos por Standard & Poor. Las contradicciones inherentes a intentar gestionar 16 economías nacionales como una son demasiado evidentes. La élite política europea lo puede negar pero la gente no lo niega. Se dan cuenta de que los gobiernos que eligen ya no controlan los estabilizadores económicos y las consecuencias pueden ser ruinosas. Con el FMI previendo la pasada semana que pasarán dos años antes de que la economía mundial recupere la senda del crecimiento, parece cada vez más difícil augurar que el euro sobrevivirá intacto. (...)