el prisma

Javier / Gómez /

Imprudentes e irresponsables

PRUDENCIA y responsabilidad. Parece el título de una novela de Jane Austen, pero en realidad se trata de las dos palabras más repetidas por los responsables de la Junta de Andalucía para argumentar el enésimo recorte de sus inversiones en Málaga, el tajo que amputa el principal tramo del Metro. Si ya teníamos dudas de que algún día llegara a El Palo y a Rincón, ahora parece difícil que pase de El Perchel. Prudencia y responsabilidad. Esas palabras se las hemos oído o leído a la consejera de Obras Públicas, Josefina Cruz, al delegado del ramo, Enrique Benítez, a la responsable de la Junta en Málaga, Remedios Martel, y al director del Metro, Enrique Salvo. Dan ganas de aplaudirles, de darles las gracias, de pedir perdón a los cargos autonómicos por ser tan imprudentes e irresponsables como para pretender que se cumpla al menos una de la larga lista de promesas del Gobierno andaluz en Málaga.

Pero no. Lo prudente, en cualquier caso, habría sido no desmentir la información publicada por este periódico en la que se citaban los problemas de financiación que iban a parar los dos tramos centrales del Metro. Especialmente si una semana después la principal responsable de las obras sale para confirmarla y dejar de paso a los suyos a la altura del betún. Lo responsable, por cierto consejera, habría sido comunicar primero una decisión de tamaña importancia al alcalde de la ciudad y luego convocar a los medios de Málaga para informar de ella. Y no hacerlo mediante una exclusiva a dos medios del mismo grupo desde Sevilla. Tampoco dar una versión distinta en Almería.

Lo prudente por parte de la Junta y del PSOE, tanto monta, desmonta tanto, sería sincronizar un mínimo las promesas lanzadas con la capacidad para hacerlas realidad. Desde Chaves a Griñán, desde Fraile a Heredia pasando por Bustinduy, el Gobierno andaluz y los socialistas han funcionado en Málaga a base de ir sacando conejos de la chistera que luego volvían a desaparecer cuando bajaba el telón. El tren de la Costa del Sol, el megahospital, el Auditorio, el Metro, la Carretera de Cádiz peatonal, el vial distribuidor, la carretera del Arco… Lo responsable, a propósito, habría sido no licitar o incluso no adjudicar algunas de esas obras, especialmente si después se va a dejar en la cuneta a las empresas que han hecho el esfuerzo por conseguirlas. Lo responsable sería preocuparse por evitar que los obreros afectados por la "reprogramación" -bendito eufemismo- no pasen directamente a las listas del paro, y no estar dedicado en cuerpo y alma a colocar a los miembros de tu ejecutiva en los pocos cargos y puestos institucionales que te van quedando.

Prudencia y responsabilidad. En las novelas de Jane Austen lo último que se pierde es la esperanza. Aquí ya no nos queda ninguna.

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