Al margen

Ramón Triviño / Almargen@malagahoy.es

Juego sucio

LA escalada imparable de acusaciones mutuas sobre presuntas corruptelas y otras malas artes en el ejercicio de la gestión de lo público entre el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista (PSOE) está llegando en la política malagueña a niveles insoportables para la propia credibilidad del sistema y para el prestigio de los representantes de los ciudadanos en las distintas instituciones. Ignoro si en las cocinas de ambas formaciones políticas, a la lumbre de las escandaleras que pueblan el panorama informativo nacional, alguien apostó por la estrategia del ventilador para tapar con basura sus propias vergüenzas, o si algún ideólogo de pacotilla cree todavía en la tesis de a río revuelto ganancia de pescadores, convencido de que todo vale para derrotar al adversario.

En los últimos días no hay jornada que no termine con denuncias de unos u otros sobre algún asunto que parece conducir a las cloacas. Y aquí está el meollo de la cuestión. Los partidos en la oposición están en la obligación de fiscalizar las tareas del Gobierno. Lo que no parece de recibo es que cuando se llama la atención sobre algún asunto, se discrepa, o se denuncia alguna anomalía, la respuesta venga en forma de mierda lanzada a la cara del que levanta la voz.

Hay ejemplos claros. Uno puede ser la persecución sin piedad contra el alcalde socialista de Estepona, David Valadez, que se ha visto obligado a recurrir a la vía judicial para defender la integridad moral que le pisotean un día sí y otro también. Llamativo es el caso de las bofetadas que le han dispensado al presidente de la Mancomunidad de la Costa del Sol Occidental, Juan Sánchez, de Izquierda Unida (IU), por haber osado criticar la propuesta de modelo diseñada por los populares para estos órganos supramunicipales. También se rumorea que el presidente de la Mancomunidad de la Axarquía, José Jesús Domínguez Palma, será objetivo de un próximo cañonazo lanzado desde las filas populares. Cunde la impresión de que nadie está libre de pecado. La innegable y sólida mayoría de Esperanza Oña en Fuengirola trata de ser socavada mediante la vía judicial, aunque parece que, en ocasiones, el blindaje que favorecen las mayorías absolutas obligan a buscar otros caminos para arrojar luz sobre hechos determinados, como, por ejemplo, la cerrazón del equipo de De la Torre para iluminar asuntos tan poco transparentes como la adjudicación de centenares de contratos de obras menores. Conclusión, por supuesto luz y taquígrafos, que el que la haga que la pague, pero no parece que estas manos de juego sucio vayan a arrojar como ganancia más que el rechazo de los sufridos contribuyentes.

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