Entre las muchas promesas que el presidente del Gobierno hizo en la campaña electoral pasada, buscando votos a cualquier precio, hizo una que me dejó sorprendido. Leí: “Sánchez compromete 38,5 millones para salud mental”. Se quedó corto, para sanarle solo a él serán necesarios muchos más. La jugada, después de ser arrollado por los votantes en las municipales/autonómicas, es realmente genial. Yo diría que es propia de un sicópata maquiavélico. Decía Maquiavelo que: “La naturaleza de los hombres soberbios y viles es mostrarse insolentes en la prosperidad y abyectos y humildes en la adversidad”. Le hizo la foto. Convocar elecciones en pleno mes vacacional y obligar a miles de ciudadanos a cambiar sus planes veraniegos por si le toca estar en una mesa electoral, o a votar por correo, con todas sus inconveniencias, es una auténtica venganza, un castigo al votante por haber votado mal (para él, claro). No se le puede achacar nada ilegal desde luego. Como presidente del Gobierno está en su derecho de convocar las elecciones generales cuando le venga en gana, pero no lo está en lo de presuponer cosas en sus adversarios políticos. Seguramente son las cosas que él haría a sensu contrario.

Solo convocarlas, ya ha comenzado por identificar derecha con extrema derecha. Vano intento. Ese miedo a ese coco ya no le vale. Su problema es que sí vale lo de extrema izquierda e izquierda extrema, porque él ha pactado con etarras, golpistas, antisistemas y, lo que es peor, ideológicamente se encuentra más identificado con todos ellos que con la socialdemocracia que fue el PSOE. Alfonso Guerra, que como tantos socialistas que conozco, terminará votando derechas para librarse del sicópata antes de que destruya a España y al partido, retratándolo ha dicho: “Ese afán de protagonismo, esa afectación por su imagen, ese estudio de sus gestos y de sus poses, ese terrible vacío en todo cuanto dice, la insignificancia de sus mensajes, las ansias por que no lo saquen de allí (la Moncloa) ni con agua hirviendo, aunque para ello tenga que asociarse con lo peor de cada casa. Hemos fracasado en este partido que hoy tenemos. Y nada hace prever que las cosas puedan mejorar.”

Dice Sánchez que las derechas “hablarán de pucherazo”. Eso es lo que él haría si fuese el PP quién hubiese forzado el voto por correo, como él ha hecho, y el Presidente de Correos fuese un hombre de confianza de Feijóo. Pero no, Núñez Feijóo no habla de pucherazo, y da la casualidad de que el Presidente de Correos es Juan Manuel Serrano Quintana, hombre fiel a Sánchez, al que le paga más de 200.000.-€ anuales. Y también da la casualidad que él, presidente del Gobierno, domina el consejo de administración de Indra (contratada para gestionar el voto por correo), después de haber metido de consejeros a Antonio Cuevas, histórico y destacado miembro del PSOE-A, Miguel Sebastián que fue ministro de Industria de Zapatero y Juan Moscoso que fue diputado en las Cortes por Navarra.

Pero tranquilo, amigo lector, no habrá pucherazo por parte de nadie porque el sistema electoral español es seguro como corresponde a una democracia avanzada, aquí el único que se corresponde con una república bananera es el presidente Sánchez y su gobierno. Por eso, porque son indeseables bolivarianos, perderán las elecciones.

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