El zoco

juan lópez cohard

El pragmático voto de Don Gato

Pasé mis vacaciones, el mes de agosto del año 90 del pasado siglo, en el Condado de Cornualles en Inglaterra. El ambiente político en el Reino Unido andaba bastante revuelto. "La dama de hierro", Margaret Thatcher, estaba en sus horas bajas, hasta tal punto que en noviembre de ese mismo año fue sustituida, tras renunciar a su cargo, por el también conservador Jhon Major. Las cosas comenzaron a irle mal a raíz del establecimiento del impuesto denominado "poll tax" (impuesto de capitación, igual para todo contribuyente, independientemente de su renta o patrimonio). Este impuesto fue tan impopular que tumbaron a la que rigió los destinos del United Kingdom durante once años.

Conocí entonces que los ingleses llaman a su reino la "democracia del chavo". O sea, me explicaba mi amiga Merche, una malagueña profesora en la Universidad de Truro, capital del Condado, y casada con el gran escultor británico David Kemp, que los británicos lo tienen muy claro, votan siempre al gobierno que menos le toque el bolsillo. Tienen tantos años de democracia que su corazón es indiferente a las siglas de los partidos, les da igual votar laborista o conservador, siempre votarán a quienes les ofrezcan mejores ventajas fiscales.

Vengo a recordar esta anécdota a la vista de lo que viene ocurriendo en nuestro país que, por cierto, creo que es el país del mundo donde más elecciones se celebran siempre con los mismos resultados. El que vota a un partido político le vota siempre, lo mismo que el que es hincha de un equipo de futbol, le es fiel siempre "manquepierda". Cada paso por las urnas es la constatación empírica de que al español le va la vida en "sostenella y no enmendalla".

En las próximas elecciones madrileñas, llama la atención el lema del candidato socialista, Ángel Gabilondo. Se publicita como "soso, serio, y formal".¿No sería mejor que dijese ser divertido, cumplidor y veraz?, especialmente cuando, quién le arropa, es plúmbeo, desleal y mentiroso. Siguiendo los pasos de la factoría Sánchez, dice que Madrid es un paraíso fiscal y, a la vez, promete "no tocar" los impuestos, ¿a quién engaña? Y si, a más inri, tiene detrás al Gobierno del partido en el que él juega, que pretende una "armonización fiscal" para tapar el desastre de gestión fiscal de las comunidades socialistas e independentistas ¿quién le puede creer? Si acaba gobernando Madrid, tengan por seguro los madrileños que subirá los impuestos. Al igual que, cuando dice que no gobernará con "este" Pablo Iglesias, está diciendo que pactará con el otro que será el mismo pero con los votos necesarios para apoyarle.

Dice Sánchez, atacando al PP, para echarle una mano al candidato Gabilondo: "¿qué es un Gobierno de la Plaza de Colón? La receta tiene varios ingredientes: injusticia social, corrupción, demagogia y ultraderecha". Acaso los madrileños no se preguntarán también: ¿qué es un Gobierno Frankestein? La receta también tiene varios ingredientes: mentiras, demagogias, incumplimientos, pactos con la ultraizquierda, pro-terroristas, separatistas, delincuentes convictos y corrupción. En fin que, como hay que mirar por el bollo, pongamos nuestra esperanza en que a Andalucía no le afecte el terremoto de Murcia y siga reinando la calma, y en que, siguiendo el ejemplo británico, en Madrid se imponga el pragmático voto de Don Gato.

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