Pilotos del confinamiento y celulitis

Mañana llegan los vigilantes de la playa. Pero que nadie espere a los y las de la serie. Ya por el nombre les acusan de intrusos

Desconocía que los recolectores de frases célebres atribuyeran al ex presidente norteamericano Ronald Reegan su pase a la posteridad por, entre otras cosas, asegurar que el futuro pertenece a los valientes. No sé si cuando dictó esa sentencia sus pensamientos fluían a la vez que recordaba las reminiscencias de las películas del oeste, en las que actuó como un buen pistolero, y, por tanto, abogaba por desenfundar cuando antes en las situaciones límite. Pero me quedo con lo que, con ocasión de la recesión económica de 2008, me dijo un empresario catalán, con negocios en Andalucía y en Málaga. En las crisis, la mayoría de los afectados se dedican a llorar, pero otros ven en los sollozos la oportunidad de vender pañuelos para que les sirvan de consuelo a tanto compungido. Y hay que reaccionar a toda velocidad no sea que las lágrimas se sequen antes de lo previsible y se reduzcan los beneficios de la operación.

Algo así ha sucedido con esta pandemia. Conozco algunos ejemplos. Desde bodegueros a editores de libros. Empresarios malagueños que se lanzaron raudos a la importación de mascarillas de China, en cuando descubrieron la ingente demanda y la escasez de protectores con que atenderla. Desconozco cómo les fue la aventura. Porque de la valentía a la temeridad, a veces, sólo hay un paso de separación. Hubiera sido mejor y más seguro, si el encargo del Gobierno de España de producir millones de mascarillas hubiese recaído en una factoría malagueña en vez de generar más empleo en una fábrica del País Vasco, donde menos falta hace. Pero el futuro siempre fue de los listos.

En Málaga, con ocasión del confinamiento, ha surgido la primera red española de pilotos profesionales de drones. Y ya cuenta con un centenar de miembros. Defienden que es una profesión en alza con la que conseguirán buenos trabajos. Desconozco dónde aprenden y cómo se certifica la calidad de sus vuelos, pero igual la universidad debería calibrar si no otorgarles por si acaso el rango de cátedra a esta pericia o incluso convertir en ciencia su navegación. A Los Pilots Up, que así se llaman, les demandan desde la construcción a la agricultura. Y ahora con la pandemia son imprescindibles para controlar los aforos de las playas de la Costa del Sol. Este fin de semana, si el tiempo no lo impide, las naves no tripuladas se ganarán el sueldo. Mañana les llegan refuerzos: los vigilantes de la playa. Que nadie espere a los y las de la serie. O auxiliares de control playero, para que losseguratas privados no les acusen de intrusos si usan el otro nombre.

Pero hay empresas que siempre aciertan. En la bonanza y en las crisis. "Prepárate para el verano", pide Mercadona, que promociona un producto concentrado contra la celulitis. ¿Qué estará insinuando? Tratamientos a la vista de dron.

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