LOS vaticinios sobre las próximas elecciones europeas de 2014 son bastante desalentadores. La baja participación favorecerá a los populismos que está resurgen con fuerza en todo el Continente. Cuando más necesario es avanzar en el proyecto europeo, sus enemigos estarán más presentes que nunca en el europarlamento. A esta situación han contribuido de forma decisiva los actuales dirigentes de la UE. Las consecuencia de sus dislates las sufren los ciudadanos de una Europa económica y políticamente debilitada. Especialmente los de los países del sur. La respuesta a los gravísimos problemas económicos es puramente ideológica. Lo que explica que en lugar de priorizar la lucha contra el paro, el primer problema para cualquier ciudadano, sólo preocupe el déficit y que la austeridad sea la única receta de los chamanes de la eurozona para aliviar nuestros muchos males. Más que luchar contra ella, parece que quieran aprovechar la peor de las crisis para acabar con el modelo social europeo. Su mayor logro hasta ahora ha sido favorecer una profunda división entre el norte y el sur, entre acreedores y deudores. Hoy estamos más lejos que nunca de la idea de Europa como unidad moral.

Ése es uno de los más importantes retos políticos que debemos afrontar. Nuestro bienestar presente y futuro dependerá en buena medida de cómo lo resolvamos. Aunque todos hablaran retóricamente de su importancia, lo más probable es que nadie se le dé la debida a las próximas elecciones europeas. Estos días circula por las redes sociales un documento promovido por militantes socialistas: Por unas primarias abiertas en el PSOE para las elecciones europeas de 2014 (www.change.org). Siempre he dicho que las primarias son un elemento extraño en nuestro sistema político. Claro, que, bien pensado, aún debería parécerme más extraño el centralismo democrático practicado por todos los partidos. Creo que hay que tener en cuenta la propuesta e incluirla en las discusiones de la Conferencia Política. Es la oportunidad para el PSOE de promover un debate profundo sobre Europa, en el que puedan participar e involucrarse militantes y simpatizantes. El PSOE necesita un revulsivo que movilice a su entorno social. Pero aún más importante es la participación activa de los socialistas en la batalla ideológica que la socialdemocracia debe librar en Europa; para promover un cambio político y económico, que nos devuelva a todos, especialmente a los jóvenes, la esperanza en el futuro.

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