Pudimos

Iglesias es el caudillo satisfecho que pretende aplicar las intrigas de Juego de Tronos a esta democracia

Del Podemos de hace unos años al Pudimos que espanta ahora a sus entusiastas media una evolución desde un partido esperanzador hasta lo que hoy vemos, esta estructura policial y clásica de la izquierda más trasnochada.

Suscitó tantas esperanzas que a muchos nos ha dolido ver cómo se trunca un intento noble de hacer una nueva política y articular el sentir de muchos que dijeron basta a la corrupción más desvergonzada, a la impunidad política y, en fin, a ese capitalismo salvaje que tantos suicidios derivados del desahucio provoca.

Bescansa, la niña bien gallega que soñó con cambiar el mundo, ya fue defenestrada; los menos marrulleros y con alternativa a la política sucia se largaron para no convertirse en aquello que esta tromba morada denunciaba señalando con el dedo acusador jacobino de la plebe que mira a los aristócratas de hoy (la casta política) y afila los cuchillos para tomar el Congreso y lo que haga falta.

La política está hecha de gestos. Y lo de la pareja chic de la izquierda, los señores de Iglesias, mudándose de su barrio al casoplón de las afueras era una cuestión de estética que encerraba un mensaje ético al que ellos decían tener todo el derecho, como lo tienen todos los ricos de comilona mientras les miran lo pobres hambrientos a través de los cristales. En todo partido hay una propuesta moral y sus dirigentes deben encarnarla si buscan, como parecía al principio, antes la coherencia y su apariencia que este ande yo caliente con la aquiescencia de las bases para una actitud que muchos dentro del partido censuraban.

Fue 'Pudimos' un invento nacido de la crisis y que solo desde la arenga a las masas desoladas encontró eco en un electorado desesperado al que cualquier cosa que fuera cambiar lo que había le cuadraba.

Iglesias es el caudillo satisfecho que, como esos lobos alfa que mencionaba al principio, se ha empapado de episodios de Juego de Tronos para aplicar sus intrigas a un escenario en democracia. Visitas a la cárcel a golpistas; manejo de Sánchez en la sombra a sabiendas de que sin él no es nada... Todo lo peor de la política más baja que ya espanta a los que se entusiasmaron con los círculos y el empoderamiento ciudadano es lo que se ha convertido en práctica común en este Pudimos ya sin más ideal que ganar por ganar caiga quien caiga.

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