EL Ayuntamiento de Torremolinos tiene querencia por la publicidad estática. Una vez colocó en el pueblo vallas publicitarias exigiendo que la Junta de Andalucía lo reconociera como "municipio turístico". Aparte del relumbrón que le iba a dar a las tarjetas de Pedro Fernández Montes que rezasen "alcalde de municipio turístico", suponía una paletada más de dinero, con lo mal que está ahora lo de la obra. Eso fue en febrero de 2006. Tres meses después Torremolinos ya tenía la nueva etiqueta. Interesante, pues las reclamaciones habían durado años. El alcalde ha debido de pensar sobre las causas y los efectos porque ahora saca a la calle nuevos anuncios con nuevo eslogan. Quiere que el Gobierno autonómico aporte lo que le corresponde por las obras del Paseo Marítimo del Bajondillo. Otra ventaja de ser turístico, que en estas iniciativas la Junta se arrima. Aunque sea necesario recordárselo a voces.

El Pleno municipal en el que se discutía la pertinencia de las pancartas estuvo marchoso. El portavoz socialista, Juan Ortuño, no lo ve igual que el Ayuntamiento: es éste quien no merece la subvención, pues, si acusa de morosa a la Junta de Andalucía, antes debería el equipo de gobierno pagar lo que adeuda a la Seguridad Social y a la Agencia Tributaria. La Junta exige trámites y papeleo, dice, pero porque es su obligación exigirlos. Con el ambiente cordial y de colaboración mutua que se respiraba en el Pleno, Ortuño llamó a la sesión "farsa" y al alcalde "farsante", calentón que le valió que lo expulsaran de la sala.

Por supuesto, las vallas no se dirigen a la Consejería de Turismo: su target es otro, los habitantes del pueblo; acerca a los votantes a su Ayuntamiento, que (según la campaña) es el que emprende la obra del Bajondillo y los despega de la Junta, que (según la campaña) es la que no paga la parte que le tocaba. Ortuño se quejaba de que sea precisamente "ahora" cuando se reclama el pellizco. No veo aquí nada de extravagante: en esta época lo mismo se empieza una obra que se protesta porque no se ha pagado la que hace tiempo empezó. Las vallas con el rostro del candidato a alcalde están ya muy vistas, aunque hay sitios donde al candidato nadie lo ha visto antes; esto de los anuncios agraviados -a ver si el único quejicoso va a ser De la Torre- es un truco tan socorrido como cualquiera. Si ya funcionó una vez, en el Ayuntamiento pensarán que igual puede funcionar una segunda. Si llega la subvención, estupendo para el pueblo. Pero tanto si llega como si no, estupendo para el alcalde.

El PSOE debería aprender en casos como el de Málaga lo peligroso que puede ser un alcalde indigente. Desde luego, parece que Pedro Fernández Montes lo ha aprendido muy bien.

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