En una campaña electoral regional celebrada en plena pandemia y convocada al grito de "comunismo o libertad"….. ¿qué podía salir mal? Aunque lo verdaderamente inquietante sea que, ante sólo dos años de legislatura, la campaña continuará después del 4M como un bucle interminable. O una infinita espiral de odio. La furia de la polarización política y mediática ha acabado con cualquier atisbo de moderación. Todo indica que Ciudadanos se quedará sin representación y la sensatez e inteligencia de Gabilondo ha zozobrado en medio de una tormenta de amenazas, insultos y provocaciones. Hace tiempo que se ha instalado entre nosotros una fatal tendencia al recelo sistemático de cualquier visión de consenso: si Podemos y la izquierda surgida de la crisis del bipartidismo rechazan la Transición, por representar lo opuesto a su concepción populista y agonista de la política, Vox y PP, que por el contrario la invocan constantemente, traicionan igualmente su espíritu al reducir la política a un mero espacio de conflictividad, división y odio. Un buen ejemplo de ello es su reiterada negativa a consensuar la renovación de los vocales del CGPJ.

De nada ha servido la extrema tensión que ha alcanzado la campaña madrileña ya que las encuestas no prevén ninguna alteración significativa de la situación anterior a la caprichosa disolución del parlamento madrileño: al considerar Díaz Ayuso que tres eran multitud y decidió quitarse de en medio a C's para mantener una relación más convencional de pareja con Vox. Con la ventaja de que estando en Madrid no tendrá que ver a sus ex. La aparente insoportable levedad de la candidata popular esconde una sofisticada astucia. Su estrategia está inspirada en aquello que sostenía Tocqueville: "una idea falsa, pero clara y precisa, tendrá siempre más fuerza en el mundo que una idea verdadera y compleja". Aunque ella se haya limitado a seguir la estela del trumpismo y su combinación de nacional populismo e ideología libertaria (en el sentido americano del término). Y de igual forma que Trump alentó el victimismo del supremacismo blanco, la señora Díaz Ayuso hace de Juana de Arco de un Madrid victimizado y acosado por la madrileñofobia. Al ser preguntado por

el madrileñismo como hecho diferencial que formula Ayuso, el escritor Javier Cercas dijo "No sabría qué contestar salvo que éramos pocos y parió la abuela, sólo faltaba otro debate identitario". Pues eso.

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