EL ZOCO

Juan López Cohard

La cuestión de las leyes (un cuento de Kafka actualizado)

EL intento de incinerar al primer edil de Alfarnatejo ha vuelto a poner de manifiesto la indefensión de los alcaldes ante las leyes de ordenación del territorio vigentes en nuestra Comunidad. Se legisla en despachos de Sevilla y se aplica en los dispersos consistorios andaluces, siendo que esos despachos funcionariales y políticos no corren el riesgo de ser incendiados por los vecinos de los pueblos. Todo es cuestión de leyes. Leyes incomprendidas por los damnificados propietarios de terrenos lugareños.

Nuestras leyes no son, en términos generales, muy conocidas. Funcionarios y políticos (la burocracia) que nos gobiernan las mantienen opacas. Son escrupulosamente aplicadas, pero resulta extremadamente penoso ser regulado por leyes desconocidas e inescrutables. Ni siquiera estoy pensando en las eventuales discrepancias que podrían surgir acerca de su interpretación. Son leyes muy trabajadas y estudiadas y la burocracia no tiene ningún motivo para sentirse tentada a interpretarlas y aplicarlas de manera perjudicial para nosotros. Sobre las leyes se asienta la burocracia misma y, por tal razón, fueron confiadas a ella. Hay en esto una sabiduría, pero la cosa no deja de ser dura para nosotros. Las leyes existen y se interpretan pero, para el pueblo, constituyen un misterio confiado a la burocracia, por ello deben permanecer en la oscuridad y la dificultad del entendimiento. Cuando observamos sus incidencias en la realidad creemos reconocer ciertas tendencias que permiten formular ésta o aquella conclusión, pero cuando siguiendo tales conclusiones, rigurosamente controladas y racionalmente ordenadas, tratamos de aplicarlas para orientarnos con respecto al presente o al futuro, todo se vuelve incierto y todo nuestro esfuerzo parece no ser otra cosa que un juego maquiavélico de la mente, porque quizás esas leyes que intentamos explicar no están hechas para ser entendidas, son como si no existiesen.

Hay un pequeño grupo de gente que cree que no existen, sino que todo lo que hace la burocracia es la ley. Gente que piensa que todo aquello que hace la burocracia es arbitrario, pero que tiene la pequeña ventaja de que proporciona al pueblo una seguridad aunque sea falsa y engañosa. Aunque este enfoque es muy incómodo en lo que concierne a la realidad presente, queda la esperanza de que en un futuro, cuando conozcamos y entendamos esas leyes burocráticas, alcanzaremos una conclusión, y entonces se podrá respirar libremente, todo se volverá claro, la ley pertenecerá al pueblo y la burocracia desaparecerá. Pero la mayoría reconoce el derecho de la burocracia a seguir existiendo ya que si ella es la depositaria de la ley que tenemos ¿cómo vamos a despojarnos nosotros mismos de esa ley?

Con una ligera adaptación a nuestra realidad esto fue lo que Kafka escribió sobre las leyes. Alcalde de Alfarnatejo y otros, ciudadanos, decidme: ¿acaso no son nuestras leyes urbanísticas kafkianas?

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