Crónica Personal

El cumpleaños más triste

Deberían permitirle regresar. Por razones humanitarias y porque España le debe mucho

Desterrado, no huido ni fugado, sino desterrado, el rey Juan Carlos ha vivido el cumpleaños más triste de su vida, y eso que acumula momentos dramáticos a lo largo de su existencia.

Ha sido un cumpleaños triste precisamente por el destierro. Permanece en Abu Dhabi, donde lleva una vida solitaria, condicionada por su situación, pero también por un exhaustivo programa de rehabilitación. Sus detractores, que lo presentaban como un ex rey que disfrutaba de toda clase de lujos, con asistencia a eventos deportivos y sociales, han tenido que recoger velas ante la fotografía realizada por unos turistas españoles, donde se le ve en un pantalán cercano a su hotel, llevado casi en volandas por dos escoltas. La imagen es sobrecogedora: un hombre enfermo que apenas puede andar.

Ha cometido pecados sobre los que tendría que rendir cuentas, no sólo porque es obligación de quien los comete, sino para salvaguardar la Monarquía, a la que se intenta tumbar desde dentro del Gobierno, con un vicepresidente muy activo en esa tarea y un presidente tibio, aunque pretende hacer creer lo contrario. El problema para D. Juan Carlos es que es difícil rendir cuentas ante la Justicia cuando la Justicia no ha abierto ninguna causa contra él.

Se han publicado informaciones escandalosas,pero no se tiene la certeza de que todas ellas sean ciertas. Sí lo era la utilización de tarjetas opacas con cargo a una cuenta de un empresario mejicano, y D. Juan Carlos reaccionó presentando una regularización fiscal. Sobre esas tarjetas, no sobre el dinero que recibió hace años del rey saudí, que algunas informaciones vinculan, sin pruebas, a una supuesta comisión por la adjudicación del AVE Medina-La Meca. Por eso no puede D. Juan Carlos regularizar esos millones, porque no es lo mismo comisión que donación … y porque cuando recibió el dinero tenía la inviolabilidad que la Constitución otorga al Jefe del Estado.

Quiere regresar y no le dejan, y no hay que engañarse, la excusa no es el Covid. Soñaba con pasar la Nochebuena en España y la pasó en el emirato con sus tres escoltas. Soñaba con pasar su cumpleaños con la infanta Elena y, a pesar de las dudas por problemas logísticos, ha podido viajar al fin para estar con su padre.

Deberían permitirle regresar. Por razones humanitarias y porque España le debe mucho, aunque las nuevas generaciones que crecieron en libertad y democracia se sienten ajenas a que el rey Juan Carlos se dejó la piel para conseguirlo. Lo hizo en poco más de un año y quiso que fuera un triunfo de todos, con los dirigentes políticos de las diferentes ideologías. Para acabar, al fin, con la España dividida por una guerra civil.

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