La huida de Susana Díaz

El PSOE tiene que aguantar treinta procedimientos judiciales, 4.000 millones de euros bajo sospecha y casi 600 imputados

El clamor de que estaba próxima la convocatoria a elecciones andaluzas se ha cumplido. La presidenta de la Junta de Sevilla, Susana Díaz, mirando por el rabillo del ojo al presidente Pedro Sánchez, como si de un western almeriense se tratase, sacó el revolver antes que su jefe de Madrid, acuciada por la parálisis política y el volcán de la corrupción manchándole casi los zapatos.

La gobernanza ya hacía tiempo que era más que difícil, insostenible. El apoyo de Ciudadanos -Cs- que ha sido decisivo, determinante en todo este tiempo, llegó hasta el preciso instante en que los estrategas de este bisoño partido de veteranos políticos dispusieron que tenían que bajarse, aunque fuese en marcha, del tiovivo que compartían con el PSOE-A, pues los caballitos, que creían de madera y por tanto estáticos, se habían desbocado por la locura de la desaparición del dinero ajeno e inexplicado y la estampida podría, si no llevárselos a ellos, también, por delante; por sus demasiados silencios; al menos sí causarles daños que dejando de apoyar al gobierno socialista de la Junta, forzando la convocatoria a nuevas elecciones, les permitiría paliar bastante las previsibles pérdidas por haber permitido, casi impasibles, muchas cosas y muchos casos del (des)gobierno susanista. Ya se sabe aquello de las ratas y el barco que se hunde ¿no?

No ha resultado creíble la histriónica muestra de Ciudadanos para ocuparse de la guarda y custodia de la ética, la moral y la honorabilidad en el ejercicio de la política andaluza, en las otras, tampoco. Y no ha resultado creíble porque se las han tragado como bolas de billar, pero forradas de espinas y rechistando poco, lo justo, para no desentonar demasiado en el parlamento. El gobierno de Susana Díaz acaba los días, por ella misma marcados, en medio de un difícil, muy difícil calendario en el que aparecen muchas fechas en rojo, pero no para indicar alegre festividad, sino por los escandalosos casos de clara corrupción para mantener un indecente régimen clientelar de voto cautivo y ante los que ella y su gobierno han respondido de ninguna forma y sin ser impelidos siquiera por sus socios capitaneados por el camaleónico Juan Marín. De aquí a diciembre no se producirán las temidas sentencias de los ERES y otras, pero el PSOE de Susana Díaz tiene que huir del poder imposible, para aguantar treinta procedimientos judiciales abiertos, 4.000 millones de euros bajo sospecha y casi 600 imputados.

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