El interés general y el interés de Zapatero

EL Partido Nacionalista Vasco ha obtenido un alto rendimiento de los seis escaños que tiene en un Congreso de 350. Acuciado por su soledad parlamentaria y emplazado a sacar adelante los presupuestos del Estado de 2011 o liquidar la legislatura y convocar elecciones anticipadas, el presidente del Gobierno ha aceptado las condiciones impuestas por el nacionalismo vasco, centradas en el traspaso a Euskadi de las competencias sobre las políticas activas de empleo. Comprenden la intermediación laboral, la formación profesional, la Inspección laboral, el Instituto Social de la Marina y, lo más relevante, las bonificaciones a las cuotas empresariales por contratación, transferencia esta última que ha abierto la polémica acerca de si supone o no la ruptura del principio de caja única de la Seguridad Social. No es de extrañar que el Gobierno haya anunciado que estas bonificaciones serán igualmente traspasadas a las demás comunidades autónomas, que no las habían logrado en sus anteriores negociaciones. Tanto el PNV como los catalanes de CiU se han beneficiado en el pasado de la precaria situación de gobiernos nacionales en minoría, del PSOE y del PP, asegurándose a cambio de sus votos la concesión de inversiones y privilegios para sus respectivos territorios. La novedad de ahora es que la negociación que ahora concluye lo ha sido entre el Gobierno de la nación y el primer partido de la oposición en el País Vasco, dejando de lado a quien legal y políticamente estaba legitimado para ser la otra parte: el Gobierno autonómico de Euskadi, presidido precisamente por el socialista Patxi López. El lehendakari, líder de un proyecto político compartido que ha llevado a los constitucionalistas al poder en el País Vasco por vez primera en la democracia, es el gran perdedor de este pacto que permite a su compañero Zapatero permanecer en el poder. López estaba dispuesto a aceptar las transferencias de empleo con una dotación de 300 millones de euros, y el PNV ha arrancado al Gobierno 472 millones, un 50% de mejora. El mensaje es demoledor: el PNV conviene más a los vascos que el socialismo de la tierra. Zapatero lo ha hecho posible.

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