Un mano a mano en el besamanos

La verdad que la escena parecía más propia del presidente Trump quedel sustituto de Rajoy

Desde hace unos años la psiquiatría estudia una de las nuevas adicciones del mundo moderno, a la que ha dado en llamar: "celebrity worship" o "adoración por las celebridades". Las personas que la sufren están obsesionadas por parecerse a aquellos que consideran famosos, tratando de imitar todos sus movimientos, estilo de vida, responsabilidades, etc. Hasta ahora lo habitual era encontrarse con algún que otro fan que, dada su inmadurez, perseguía hasta la saciedad a sus cantantes, modelos, actores, etc. Pero parece que ahora ha nacido en la política un nuevo perfil, los que tratan de imitar a presidentes, reyes o cualquiera que mande lo más mínimo, so pena de hacer algún que otro espantoso ridículo.

Seguramente, para el común de los mortales, ir a un besamanos de los Reyes de España debe ser una situación incómoda y emocionante a la vez. Y si es la primera vez que acudes, seguramente los nervios te pueden jugar alguna mala pasada. Pero cuando uno va tan a menudo como lo hacen los presidentes de gobierno, los líderes de la oposición o los representantes constitucionalistas de las diferentes autonomías, es más complicado meter la pata, salvo que uno quiera imitar a sus adoradas celebridades, y entonces el problema es más profundo.

Las imágenes que nos han llegado a todos del día de la Hispanidad parecían presagiar que el presidente del Gobierno se disponía a colocarse a la derecha del Rey para también él ir saludando a todos los que entraban. Es más, cabía pensar que, con su pasado baloncestístico, Pedro Sánchez iba a palmearles y desearles un buen partido, pero en ese instante algún ujier, sin tanto conocimientos deportivos, recondujo la situación y lo puso a caminar despacito, como al resto de los invitados. Va a tener que inventarse un besamanos en la Moncloa, porque como pensaría todo copista, esto no puede quedar así.

La verdad que la escena parecía más propia del presidente Trump que del sustituto de Rajoy, pero no debemos dudar que todavía nos quedan muchas tardes de gloria por parte de los nuevos gobernantes. Porque, por muy circunspectos que se pongan, cuando se llega a los cargos a trompicones, hasta los aviones privados y las escenas de perritos dan lugar a la chanza general. Y como decía el ex presidente de la República Checa Václav Habel: "Cualquiera que se tome a sí mismo demasiado en serio siempre corre el riesgo de hacer el ridículo."

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