La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

No en el nombre de España

Urgen referentes intelectuales políticos y éticos cuando se defienden intereses personales “en el nombre de España”

Leo que carecemos de intelectuales de una talla y proyección pública comparable a los de las generaciones del 98, el 14 y el 27. Quizás sea verdad. Pero también lo es que los mejores de entre los que hoy piensan y escriben no tienen aquella proyección en los asuntos públicos porque no son oídos, porque pasó la hora de la influencia de los intelectuales en la política, la ética y la vida pública, porque los medios no les dan la importancia que merecen o porque la catástrofe educativa les hace predicar en el desierto. Razones hay muchas para este eclipse de la inteligencia en la vida pública. Pero un eclipse supone la momentánea ocultación de un astro por la interposición de otro, no su inexistencia. Y existen, aunque eclipsados por la mediocridad ambiente, intelectuales como Savater, Innerarity, Arteta, Camps, Marina, Gomá, Trapiello o Esquirol que piensan y hacen pensar nuestra realidad política, social, cultural y ética.

Qué bien les vendría leerlos a nuestros políticos en esta hora de política miserable y generalizado enanismo intelectual, ético y político en la que se vuelven a defender intereses personales y partidistas “en el nombre de España”, como hizo Sánchez ante un PSOE anestesiado, si no cataléptico. Qué bien les vendría leer al Arteta de El saber del ciudadano: las nociones capitales de la democracia y La virtud en la mirada: ensayo sobre la admiración moral o al Esquirol de La penúltima bondad: ensayo sobre la vida humana y La resistencia íntima.

Les permitiría recordar que son servidores públicos, que el bienestar de los ciudadanos es su única tarea y que estos están siempre, no solo como colectividad, sino como suma de individualidades, por encima de ellos. “En la sociedad de la apariencia –escribe Esquirol en el capítulo “Elogio de la cotidianidad” de La resistencia íntima– la gente suspira por el éxito mediático, o por la vanagloria del pequeño, o no tan pequeño, poder jerárquico, mientras la vida corriente sigue siendo menospreciada”. Y es esto precisamente, la vida corriente y necesidades de los seres comunes, cada uno de ellos tan importante como quienes los gobiernan y todos juntos más que ellos, lo que debería ser su única prioridad. Como el Justicia decía en su coronación a los Reyes de Aragón: “Nos, que cada uno de nosotros somos igual que vos y todos juntos más que vos, te hacemos Rey si cumples nuestros fueros y los haces cumplir, si no, no”.

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