Carta a los Reyes Magos

Queridos Reyes Magos: Este año os pido nueve deseos para mi ciudad.

1) Un cambio de imagen de la Plaza de Uncibay, con la retirada del obelisco y de las estatuas que son todo un homenaje al mal gusto. Además, la fuente parece un urinario público que siempre está en mal estado por mucho que el Ayuntamiento la restaure.

2) Ya que la estatua de Mariquilla ha sido reparada, me gustaría que este año volviera al Pasaje de Chinitas, acompañada también de una fuente.

3) La creación de una vía con teterías en la calle Tomás de Cózar, al estilo de la calle Elvira de la ciudad de Granada.

4) Que el Ayuntamiento cree jardineras en toda la parte baja de las murallas de La Coracha y cultive en ellas plantas enredaderas, para que con el paso del tiempo los muros se tornen a bello verde.

5) Jaime Pimentel está trabajando en el boceto de una escultura de Bernardo de Gálvez; yo pondría la estatua en la Plaza de Uncibay o del Carbón.

6) Ahora que el Ayuntamiento le está colocando el pedestal a la estatua de Ibn Gabirol, que se convierta en un referente de la ciudad, como sucede en Córdoba con Maimónides que todo el mundo le toca las manos para que le traiga sabiduría.

7) Cambio de las fuentes y de la solería de la Plaza del Carbón.

8) Como el Consistorio ha comprado el cine Albéniz para convertirlo en un teatro, que adquiera el inmueble del antiguo cine Andalucía para uso cultural en la calle más cultural de Málaga.

9) Un cambio de la fachada de las Galerías Goya, en su parte a Calderería, para integrarla en el entorno.

Carlos Díaz Ruiz (Málaga)

Gastos de la Navidad

Leopoldo Jiménez (Correo electrónico)

Se necesitará tiempo para medir la profundidad del cráter abierto por el kamikaze de Rawalpindi. En un Pakistán acostumbrado a los traumas humanos y políticos, éste es más grave que los demás. ¿Como reaccionarán los partidarios de Benazir? ¿Serán anuladas las elecciones del 8 de enero? ¿Qué estrategia adoptarán el impopular Pervez Musharraf y los demás militares? Pakistán se convierte en un gran punto interrogativo, con la particularidad de que no existen respuestas positivas. Bhutto no contaba con la simpatía de los militares y era odiada por los integristas de Al Qaeda, que veían en ella el instrumento para "entregar Pakistán a los americanos". Los únicos que se beneficiarán de las insanables laceraciones serán quienes las alimentan desde hace tiempo. Un Pakistán desestabilizado no tendría la fuerza de combatir a qaedistas y talibanes en la zona fronteriza con Afganistán y, lo que es peor, sus armas nucleares podrían caer en manos equivocadas. El precio del caos es demasiado alto y, así las cosas, sólo los militares podrán una vez más imponer el orden. Probablemente la comunidad internacional los verá como el menor de los males. Pero Pakistán seguirá siendo, cada día más, una bomba de relojería. Atómica. (...)