letra pequeña

Javier Navas

Una panoplia de cucharas

CUANDO los ordenadores aparecieron en las empresas y los trabajadores los recibían como artefactos sospechosos que apestaban a azufre y despidos, la multinacional informática IBM publicó en la prensa un anuncio con forma de chiste: dos hombres miran una excavadora en una obra. Dice uno, "si no fuera por esta máquina aquí encontrarían empleo doce obreros con palas". Contesta el otro, "o doscientos con cucharillas de té". Añado yo que los pisos que contribuyó a levantar la excavadora iban a costar menos que los de los cuchareros y, trabajando en otra parte, podrían comprarlos sin deslomarse... Estas divagaciones de lechera vienen al caso del espanto de José Bernal, el portavoz del grupo municipal socialista marbellí. Parece que el nuevo gobierno va a poner(nos) a los funcionarios a trabajar más. Bernal opone que en Marbella -lo que le pilla más cerca- eso significa que el Ayuntamiento firmará menos contratos temporales pues con su personal fijo se las apañaría. Una catástrofe.

Hay partidarios y críticos del gasto público, pero su desencuentro empieza en que no hablan de lo mismo. "Gasto" puede significar "despilfarro" o "inversión". Una institución pública ha de usar un capital -que no es suyo- para prestar un servicio a la comunidad. Está obligada a gastar lo mínimo para obtener lo máximo. La que se sale de ahí despilfarra: le saca a los ciudadanos un dinero por una contraprestación que no lo vale. Debe aspirarse a la eficiencia y evitar el despilfarro. Hasta aquí están de acuerdo las izquierdas, las derechas y los manuales de primer curso de Economía. Todos. Salvo José Bernal.

El portavoz socialista conocerá mejor que yo la situación de los funcionarios de Marbella. Podía haber ofrecido muchos argumentos contra que se aumenten sus horas de trabajo. Por ejemplo, que ya están sobrecargados -quizá sea así-, y si se les aprieta las tuercas la calidad del resultado mermará o acabarán en el sanatorio consumiendo paletadas de lexatín a costa del seguro médico. O que más tiempo currando debe acompañarse de mayor retribución; y eso sale más caro que meter a un contratado para encomendarle una tarea específica. Pero que no es bueno que el Ayuntamiento sepa cumplir sus compromisos sin necesitar desembolsos extraordinarios... Parece una forma de razonar un tanto pirada. Bernal ha percibido el olor moderno y sulfuroso de la eficiencia, la máquina que trabaja fácil y barato. Una administración autosuficiente que no contrata servicios externos alivia a cualquiera que deba gestionarla con responsabilidad o pagarla concienciado, pero se nota que Bernal sólo cobra y vocea pues prefiere una panoplia de inútiles cucharas y que su ayuntamiento chape asfixiado por las nóminas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios