postales desde el filo

José Asenjo

La propuesta del viceportavoz

EL proyecto de la margen izquierda del Guadalmedina, conocido como el hotel de Moneo, finalmente podrá hacerse realidad. Obviamente, como todo en esta vida, este asunto se puede ver de forma muy diferente e incluso radicalmente opuesta. Para los contrarios a la reforma aprobada, se ha puesto patas arriba lo previsto en el PEPRI, además de que para construir un hotel de cinco estrellas se sacrifica un edificio con una protección de segundo grado que albergaba una conocida pensión. Otros, en cambio, opinamos que el novedoso proyecto de nuestro Priztker viene a redimir una zona que, pese a su centralidad, parecía condenada irremediablemente al deterioro. Uno de esos espacios fronterizos e imprecisos del centro histórico donde se mezclan confusamente edificios de distintas alturas y de arquitecturas de diferentes épocas. Es cierto que el PEPRI resolvía de forma aparentemente simple la unidad de actuación que se ha modificado, aunque cuando se pasaba al plano de gestión la propuesta original se volvía bastante más complicada. Lo aprobado, si bien es muy distinto a lo previsto en el plan, no sólo es más viable sino que regenera ese espacio dotándolo de un equipamiento turístico de primer nivel, además de ser más coherente con el skyline que componen los edificios existentes en esa fachada del río.

La virtud de este acuerdo entre el Ayuntamiento y la Junta no sólo radica en hacer posible el desarrollo de un proyecto que satisface las ambiciones turísticas de la ciudad, sino, sobre todo, por haber reinterpretado con sentido común, mediante complicados trámites administrativos, el Plan de Reforma Interior. Evitando de esa forma que, como tantas otras ocasiones, el PEPRI, en lugar de ser un medio para proteger y revitalizar, opere como instrumento urbanístico que ha cohabitado, por razones de diferente naturaleza, con el abandono y el deterioro de amplias zonas del centro de nuestra ciudad.

Sería por mi parte ridículo, tras más de 30 años de aplicación de estos instrumentos urbanísticos, destacar tan sólo sus notables fracasos. Ante todo, no se puede ignorar su importancia ya que sin ellos muy probablemente hoy no habría un centro histórico que proteger. Ni sus indudables logros, fundamentalmente a través de numerosos proyectos públicos de reforma y mejora de sus espacios públicos, ni los planes de subvención y ayuda a la construcción y a la rehabilitación. Ni tampoco sería justo ignorar algunos brillantes trabajos realizados por los responsables técnicos municipales.

Hace unos días, el viceportavoz del grupo socialista, el arquitecto Carlos Hernández Pezzi, pedía una reflexión sobre la necesaria reforma y actualización del PEPRI. Creo que es una propuesta muy acertada. El complicado reto de recuperar las zonas más degradadas de nuestro centro urbano es, en las actuales circunstancias, una tarea que la política urbanística de la ciudad no debe seguir demorando.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios