Miguel Espinosa lleva décadas en su vivienda de Dos Hermanas de la capital y no gana para sustos, como muchos vecinos de la zona, aunque en esta ocasión y a diferencia de lo que ocurrió en diciembre las viviendas no se han inundado gracias a una obra de urgencia que se acometió después. Ayer mostró a este periódico una foto de 1989 para demostrar que los problemas con la lluvia de este núcleo vienen de lejos. Ahora están a la espera de que las administraciones se pongan de acuerdo en la solución después del soterramiento de las vías del tren.
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