Estamos en verano y es habitual tener días de terral aunque siempre es difícil acostumbrarse a ellos. Ayer fue otra de esas jornadas en las que se busca la sombra por cualquier sitio, pero ni siquiera eso evita la deshidratación y la sensación de ahogo en cuanto se dan unos pasos. En el aeropuerto se registró ayer una máxima de 41 grados y la previsión apunta a que hoy se volverán a superar los 38 grados. Sólo queda aguantar.
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