Mitologías Ciudadanas

José Fabio Rivas

¿Cómo va lo de Pujol?

Llamé a Pep, un amigo catalán de cuando la mili, para pincharlo. De vez en cuando, nos gastamos esas bromas. Como el 23 de marzo acaba la prórroga que el juez acordó para cerrar el "caso Pujol", y hace unos días fue detenido el expresidente francés, Sarkozy, me pareció buen motivo para hacerlo, pues mi amigo, además de jactarse de su condición de afrancesado (a diferencia -según él-, de los españoles, que somos como más garrulos…) es un catalanista centrado; es decir, de los que apoyaban al pujolismo, cuando el molt honorable presidía el gobierno de la Generalitat.

Sin duda, la detención de Sarkozy es un ejemplo del buen funcionamiento de la democracia, cuando en ella hay una efectiva separación de poderes -"No como en España (dice mi amigo), que se rompen las negociaciones para renovar el CGPJ, porque el PP se opone a la presencia en dicho Consejo del juez que hizo caer al gobierno de Rajoy, por el caso Gürtel"-. La condena a tres años de cárcel del expresidente francés por un delito de corrupción, al igual que hace varios años también fue condenado el expresidente Chirac, refuerza el afrancesamiento de mi amigo. "Fíjate -añade con sorna- es la grandeur francesa. Ellos fueron capaces de guillotinar al Rey". "Y cómo va lo de Pujol" -le pregunto para cabrearlo-. "Lo de Pujol" son las cuentas pendientes que el clan Pujol -la organización criminal integrada por los miembros de la familia Pujol Ferrusola- aún tiene con la Justicia, una serie de delitos que van desde el blanqueo de capitales y el fraude fiscal hasta el cohecho y el tráfico de influencia, y que arranca con la caída de Banca Catalana, la entidad financiera de la que Pujol era alto dirigente, en la que los accionistas perdieron todo su dinero, sin que se sepa qué ocurrió con las acciones de Pujol (eso sí, años después se descubrió una cuenta millonaria en Andorra que, según el honorable, era dinero no declarado que había heredado de su padre), y se extiende, entre otros entramados, al escándalo del 3%. ¿Recuerdan aquel "Ustedes tienen un problema, y ese problema se llama tres por ciento", con el que Maragall espetó a Artur Mas, en el Parlament, en 2005, refiriéndose al cobro de comisiones ilegales en un porcentaje de alrededor del 3% del presupuesto de las obras públicas adjudicadas por la Generalitat, durante la expansión del clan Pujol. Por cierto, ante las amenazas (?) de Mas, Maragall reculó y retiró sus palabras, sin grandeur, abjurando de sus obligaciones morales, legales y políticas, para sostenerse en el poder.

En fin, a lo que íbamos, "¿Y cómo va lo de Pujol?" -pregunté malévolamente a Pep-. "Querido Fabio -me respondió-, pues casi como lo de los ERE, o lo del Aznar por lo de las Azores y otros asuntos buitres de su familia, o lo de Rajoy y todos los que cobraron sobresueldos con los sobres de Bárcenas, o lo del Rey emérito; porque todavía sigue siendo emérito, ¿o ya es exmérito?, o lo de…". Ante la ciega irracionalidad de su respuesta decidí cortar la conversación. "Bueno, ya te llamo otro día y hablamos del Barça…" -le dije, pensando en llamarlo cuando el Madrid gane la Liga. Así le fastidio.

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