El zoco

juan lópez cohard

Los virus de agosto

éste, como todos los años, paso el ferragosto fuera de Málaga, en Villena sin que pueda faltar mi obligada visita a la capital del Reino de Valencia, a mi "Valencia de fecundas primaveras, / de floridas almunias y arrozales". Año éste triste y especial. Con un agosto sin las fiestas que casi todos los pueblos de España celebran por el día de la Virgen que fue el 15 de este mes. La tradición de estas celebraciones viene desde época romana. El término (italiano) ferragosto procede de "Feriae Augusti" por las fiestas que el emperador Augusto estableció en estas fechas. Desgraciadamente, por el Covid-19, este año se vienen celebrando las no-fiestas que contagian tanto como las fiestas.

Lejos quedaron los amigos de Málaga aunque cerca tengo a los amigos de Valencia. Y vuelvo a recordar a Don Antonio Machado: "Tengo a mis amigos en mi soledad / cuando están conmigo, qué lejos están". Cosas del whatsapp. Pero quién permanece constantemente en mi recuerdo, donde quiera que me halle, es el maestro Manuel Alcántara, con el que, aunque hubiese cobertura en el más allá, nunca podría whatsappear, ya que el último aparato tecnológico que llegó a manejar fue su Olivetti.

El persistente coronavirus parece no querer abandonarnos y se recrudecen sus ataques. Cada día que pasa hay más rebrotes y aumenta el número de contagiados y, con ellos, se endurecen las medidas sanitarias y sociales que imponen las autoridades, si bien nunca sabremos si las dictaminan el comité de expertos inexistente o el comité de inexpertos existente.

Una de las medidas adoptadas es la prohibición de fumar en la calle. ¿Cómo no acordarme del maestro? Nunca llevó bien lo de no poder fumar en bares y restaurantes, ¿Qué diría ahora con esa ampliación a los espacios libres? Contaba una anécdota de sí mismo cuando un médico le dijo que no debería fumar por la salud de sus pulmones y añadió: "Además, Don Manuel, ya verá que, cuando deje de fumar, subirá usted las escaleras estupendamente". Y él le respondió: "Doctor, pero es que a mí lo que me gusta es fumar, no subir escaleras". Y siguió fumando hasta el día "ese en el que pienso siempre".

Según nos cuentan las estadísticas de seguimiento del coronavirus, en esta nueva oleada hay muchos más contagios, sin embargo, hay muchos menos muertos. Lo que indica, a mi parecer, que si aumentan los contagios hasta que todos estemos contagiados, disminuirán los muertos hasta que nadie fenezca de dicho contagio. Entonces, ¿a qué vienen tantas mascarillas, distancias sociales, geles desinfectantes y prohibiciones como la de fumar en la calle?

Claro que cuando parece que este virus es menos virulento, aparece otro, esta vez importado de Egipto, llamado "virus del Nilo" que, según dicen, es muy peligroso y provoca dolor de cabeza tanto a facultativos como a los contagiados. ¡Ojo sevillanos!, que, según noticias, está mutando a "virus del Guadalquivir". ¡Menudo ferragosto estamos viviendo. Todo un verano lleno de virus! ¡Qué pecado habremos cometido los españoles para ser tan pupas! No teníamos bastante con el Covid-19, Sánchez e Iglesias, para que encima nos venga el del Nilo. ¡Porco governo!

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