Volando bajo

El balcón

Esta semana, Telecinco ha recuperado para una undécima temporada el estupendo programa familiar Volando voy, presentado por el aventurero Jesús Calleja. Confieso que soy adicto a las reposiciones que Cuatro hace de este espacio sábados y domingos por la mañana. Sustituye en el desayuno a las tertulias radiofónicas de los días de diario. Desintoxica. De lunes a viernes, oigo cómo está de estresada hasta la náusea la España oficial, demolida por los dos grandes partidos con el “y tú más” a la máxima potencia. Los fines de semana el contrapunto es Volando voy, que retrata a una tercera España, distinta a las del duelo a garrotazos. Es un país en el que destaca la solidaridad, la comunidad, la tradición, la ecología, el paisaje, el patrimonio, la integración de inmigrantes, el respeto a mujeres, mayores y niños; la convivencia, la tolerancia a la diversidad sexual, étnica o religiosa. Historias sobre cómo querríamos ser.

Volando voy se estrenó en 2015 con dos programas en Andalucía: en el desfiladero de los Gaitanes y las Minas de Riotinto. Y en las siguientes temporadas salieron el parque de Doñana, el desierto de Tabernas, las sierras de Grazalema, Aracena, Cazorla, las Nieves y las subbéticas; el Valle de Andarax, el Andévalo, la Alpujarra, el altiplano de Granada, la Axarquía y Sierra Morena. Este espacio ha visitado todas las regiones de España, dejando siempre detrás un estímulo o un servicio en los pueblos. Una panadería en Segura de la Sierra, un frontón en Eulate (Navarra), un bar, un puente, una bolera, un regadío… En el programa de vuelta, en Sot de Chera, un pueblo de Valencia arrasado por la dana de octubre, han reconstruido un paseo y una playa fluvial. Todo este canto a la vida y la solidaridad, volando bajo a la piel de este país, tiene su revés. El jueves por la noche la emisión sólo tuvo un 10,9% de audiencia, mientras en la segunda cadena de Mediaset, Cuatro, tenía un 11,6% Horizonte. Esta es una de las producciones más polarizadoras de España; en los días posteriores a la dana uno de sus reporteros incluso se tiró en el barro para simular que había ayudado a los vecinos.

Después de todo, se impone el cuadro de Goya.

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