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La grosera parodia de la Virgen del Rocío emitida por la televisión pública de Cataluña en plena Semana Santa no merecería más comentario que el desprecio si no fuera porque llueve sobre mojado. En efecto, parece que el nacionalismo independentista y su brazo mediático, que se maneja desde la Generalitat como un cortijo, mantiene su vieja tradición de insultar periódicamente a los andaluces, su forma de vida, su acento o sus devociones con actitudes propias de señoritos prepotentes e ignorantes. Lo hace, además, desde una televisión manipuladora y maniquea que se financia con los impuestos de todos los que viven en Cataluña, incluidos las decenas de miles de andaluces que emigraron a esa comunidad para encontrar allí un bienestar económico que aquí se les negaba. Esta vez le ha tocado el turno al Rocío, una de las manifestaciones de religiosidad popular más enraizadas en el alma de la región. Pero los independentistas catalanes han acumulado acreditada experiencia para demostrar que son capaces de tratar con la misma mezquindad y zafiedad cualquier otra cuestión que tenga relación con los andaluces y con la caricatura cruel en la que les gusta recrearse. Imaginemos por un momento -aunque es mucho imaginar- que Canal Sur hace con la Virgen de Montserrat o con la pretendida tacañería de los catalanes algo parecido a lo que TV3 acostumbra a hacer con Andalucía. Sería algo inexplicable e injustificable, que, por supuesto, nunca ha pasado ni pasará. En este sentido, resulta pertinente la actitud adoptada por la Junta de Andalucía de elevar una protesta formal a la dirección de la cadena autonómica catalana. Sin aspavientos ni sobreactuaciones, exigir una disculpa es lo mínimo que se puede hacer en defensa de la dignidad de los andaluces. La respuesta del responsable del programa en el que se emitió la burla -Toni Soler se llama el individuo- de que los andaluces vamos a tener que "esperar sentados" las excusas refleja la prepotencia clasista y xenófoba que trasluce detrás de este episodio.
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