Piedras preciosas a examen

'Málaga Hoy' accede a un laboratorio de Gemología, donde los profesionales se encargan de certificar la autenticidad de joyas, que en algunos casos son un fraude

Javier Flores / Ronda

02 de noviembre 2012 - 05:01

Acceder al interior de un laboratorio de Gemología (ciencia que estudia la clasificación de piedras preciosas) es casi imposible, estando reservada la entrada a los profesionales que trabajan en las instalaciones o clientes muy específicos con piezas únicas que quieren someter a un exhaustivo examen. A pesar de ello, Manuel León, un rondeño con el título internacional de gemólogo, graduador de diamantes por el HRD y tasador de joyas y alhajas, accede a mostrar a Málaga Hoy las dependencias y contar algunas de las técnicas que hacen saber si realmente estamos ante una pieza única, su calidad y hasta su país de procedencia. De igual modo, estos profesionales son capaces de detectar si realmente nos han vendido la pieza que creemos haber comprado o hemos sido víctima de un engaño.

En su interior, las instalaciones poco difieren de los conocidos laboratorios científicos. Microscopio, refractómetro, polariscopio, espectroscopio o cámara de ultravioleta son algunos de elementos imprescindibles para el análisis y clasificación de gemas. Tampoco faltan los utensilios más conocidos como la lupa de diez aumentos y las pinzas, básicas para cualquier gemólogo.

Las técnicas empleadas permiten conocer el origen de cualquier piedra preciosa, excepto los diamantes, siendo posible identificar su país de procedencia y algunos de los casos hasta identificar el yacimiento del que fueron extraídas. Cada una de ellas tiene sus peculiares características, que son únicas para cada una de ellas.

Como si de un humano se tratase, cuentan con su huella dactilar, que se obtiene con su índice de refracción, un valor que no falla e identifica sin error ante qué tipo de gema nos encontramos. No obstante, a unas doscientas no es posible hacerle esta prueba, por lo que el reconocimiento tiene que ser visual. Entre ellas se encuentra algunas como el Apatito, la Zoisista o la Unakita.

Este tipo de expertos son los encargados de confirmar el valor de lo que tenemos entre manos. Por el laboratorio de Manuel León han pasado muchos clientes buscando esa confirmación. entre los casos más importantes, recuerda un par de esmeraldas que tras ser sometidas a las correspondientes pruebas resultaron ser simples vidrios, lo que dejó su valor por los suelos. También es frecuente descubrir diamantes que resultan ser circonitas o aguamarinas que son espinelas sintéticas.

De igual modo, se puede identificar si estamos ante una esmeralda de gran valor o es una pieza que ha sido sometida a tratamiento, algo que suele hacerse introduciéndola en aceite para dar un color más oscuro, al rellenar los llamados jardines de su interior. Ese hecho es la diferencia que hace que su valor en el mercado para una misma pieza pueda pasar de 80 a 700 euros. Un detalle que es imposible comprobar si ser sometida a análisis.

No obstante, analizar una piedra preciosa no es una tarea fácil, ya que son 47 los parámetros que tienen que ser medidos en un análisis de este tipo y que se pueden ampliar a 61 para un análisis mucho más detallado. Ante las posibles dudas, León recomienda comprar piezas que cuenten con el correspondiente certificado de calidad de laboratorios independientes. Un paso obligatorio si lo que se quiere es adquirir piezas de gran valor.

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