Móviles, hachís y cocaína rosa: descubren más objetos prohibidos en la cárcel de Alhaurín de la Torre
Funcionarios insisten en que precisan medios más eficaces para impedir que drones sobrevuelen la prisión e introduzcan droga
Ofrece la "mejor cocaína de Málaga" a unos policías de paisanos
La cárcel malagueña de Alhaurín de la Torre vuelve a ser escenario de una operación en la que los funcionarios se han incautado de móviles y sustancias prohibidas. En la actuación han sido intervenidos 46 gramos de hachís y cuatro gramos de cocaína rosa. Los trabajadores también han localizado dos teléfonos, uno de ellos en el tejadillo de uno de los módulos, y un cargador de pulsera, según ha informado el sindicato CSIF.
La central sindical ha denunciado de nuevo la falta de recursos para hacer frente a la entrada de objetos prohibidos, sospechan, mediante drones, cuya presencia –advierten– compromete la seguridad del recinto, de los trabajadores y de los propios internos.
Entre las medidas solicitadas, el colectivo de funcionarios insiste en la necesidad de instalar inhibidores de frecuencia que impidan el sobrevuelo de drones, vía por la que presuntamente se estarían introduciendo móviles y drogas.
Reclama también la cobertura total de las plantillas en todas las áreas de la prisión, el reconocimiento del personal como agentes de la autoridad, una actualización en los medios y en la formación, la aplicación efectiva de sanciones disciplinarias y la dotación de dispositivos táser para situaciones excepcionales.
Drogas en preservativos ocultos en el ano tras un vis a vis en la prisión de Alhaurín
Es la tercera intervencion significativa en el último mes en la cárcel malagueña. En el caso anterior, una comunicación vis a vis familiar llevó a los funcionarios penitenciarios a detectar un alijo que dos presos iban a colar en los módulos para su uso y disfrute. "Es la máxima incautación de cocaína y hachís que se recuerda en este centro", aseguraron fuentes del sindicato Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM). Los reos, supuestamente, involucrados habían ocultado la sustancia prohibida en preservativos, que después se escondieron en el recto. Hay dos implicados, contra los que ya se han adoptado medidas disciplinarias. Se enfrentan a un posible delito contra la salud pública (por tráfico de drogas), que está castigado con penas de prisión de entre 6 y 9 años, además de con elevadas sanciones económicas.
La droga fue descubierta "justo al finalizar un vis a vis familiar", en el que un interno se había citado con unos familiares. Aunque los guías caninos se limitan a 'marcar' al interno, su papel es clave para neutralizar la presencia de droga en las cárceles. Los funcionarios se apoyaron en la unidad canina, de gran utilidad para comprobar que todo estaba en orden. Fue entonces cuando uno de los perros detectó los estupefacientes mediante el sistema de marcaje lapa. Una vez en Enfermería, a los presos sospechosos se les realizó una prueba de rayos X -conocida en en el argot penitenciario como placas-.
El pesaje posterior permitió conocer que se había frustrado la entrada en el centro penitenciario de 25 gramos de cocaína y varias bellotas de hachís, según otras fuentes próximas consultadas. Desde la asociación Tu Abandono Me Puede Matar advierten de que la introducción de esta cantidad de droga "hubiera supuesto un grave riesgo para la convivencia interna, pudiendo generar conflictos, deudas, agresiones y un fuerte desequilibrio en la seguridad, atentando directamente contra la integridad de los trabajadores penitenciarios y del resto de internos".
Vuelven los 'narcodrones' a la cárceles
Hubo otro caso ocurrido también el pasado junio. Entonces, varios funcionarios se incautaron de tres teléfonos móviles, cuatro tabletas de hachís de 216 gramos y una bolsa con cogollos de marihuana que habían sido supuestamente introducidas mediante un dron dentro del recinto penitenciario, según informó el sindicato 'Tu Abandono Me Puede Matar' a este periódico.
Eran las 3:30 cuando la Guardia Civil alertaba a los trabajadores de que había detectado la presencia de un dron que se dirigía hacia el Módulo 9. En una inspección visual tanto del patio general como del patio interior, no pudieron observar la aeronave debido, consideraban, a la extrema velocidad con la que se producen estas descargas aéreas.
El jefe de servicio y los funcionarios iniciaron una revisión desde el exterior de las celdas para tratar de identificar posibles movimientos o conductas sospechosas que pudieran indicar la recogida de una carga depositada desde el dron. Al hacerlo detectaron una actividad inusual en una de las celdas, además de un fuerte olor a lo que parecía ser hachís.
Con el apoyo de otros funcionarios, se procedió a la entrada en la celda, donde dos internos fueron sorprendidos manipulando un paquete que contenía cuatro placas de hachís con un peso total de 216 gramos, un paquete con cogollos de marihuana, dos teléfonos móviles iPhone y un miniteléfono móvil conocido en lenguaje penitenciario como “piticlín”. También encontraron un cargador compatible con estos dispositivos móviles.
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