Pedro Ismael Aguilar y su padre fueron testigos directos del paso de los dos tornados que el lunes asolaron Campillos. Cuando se vieron sorprendidos, estuvieron a punto de ser arrastrados junto a su rebaño de ovejas. "Empezó siendo una candela. Poco a poco se fue haciendo grande. Cuando lo vimos venir empezamos a correr con las ovejas hacia abajo", ha recordado este martes en declaraciones a este periódico. Según sus cálculos, uno de los torbellinos recorrió, al menos 70 metros de ancho, arrancando a su paso chaparros, olivos y torretas de luz. "Todo se lo llevaba para adelante, no quedaba nada. Estábamos asustados; no sabíamos por dónde tirar. Al llegar a nosotros, que ya lo teníamos arriba, se partió en dos tornados. Uno iba hacia los olivos de Campillos y otro hacia Teba", relata todavía impresionado Pedro Ismael.

La zona de monte hizo que los perdieran de vista. Su temor, narra, es que se hiciera de noche "y no lo viéramos venir". Aunque no han resultado heridos -tampoco ningún otro vecino del municipio- Pedro asegura que los tornados arrancaron olivares y han supuesto para muchos "una ruina". "Es el pan de sus casas, los ahorros de su vida. Lo pierden todo en un momento", atestigua.