Semana Santa

Martes Santo en hermandad

  • Málaga vive una nueva jornada de Semana Santa acudiendo a la llamada de las cofradías

Tronos de la cofradía del Rescate.

Tronos de la cofradía del Rescate. / Marilú Báez (Málaga)

El día del color y los barrios por excelencia de la Semana Santa de Málaga pasó con un tiempo algo desapacible, y es que el ambiente fue de pesadumbre y tristeza en las hermandades y cofradías que irradian luces vivaces. La ciudad volvió a echarse a la calle en una semana con algo menos de aglomeraciones pero largas esperas en las sedes de las seis cofradías del Martes Santo.

El día comenzó desde bien temprano en Nueva Málaga. Jesús Nazareno del Perdón y María Santísima de Nueva Esperanza lucieron espectaculares sobre sus tronos en la casa hermandad. Una vez más, y de forma especial, se creó esa fusión perfecta entre la corporación nazarena y los vecinos. Decenas de balconeras con fotografías de los sagrados titulares engalanaron las calles aledañas a la sede la hermandad y a la parroquia de San Joaquín y Santa Ana.

La misa de hermandad comenzó a las 12:00 en la sede canónica, por lo que las visitas a los sagrados titulares se interrumpió hasta finalizar la ceremonia religiosa. Justo a las 15:30, hora prevista en la que la cruz guía dorada debía pisar ya el asfalto para buscar de forma parsimoniosa el recorrido oficial, se realizaron varios toques de campana, tras los que el Nazareno del Perdón y la Virgen de Nueva Esperanza miraron a los fieles que emocionados se apostaban frente a las cabezas de varal. Las melodías de la banda de música de Zamarrilla sonaron también desde la terraza de la casa hermandad, solo faltaba que ese palio verde se meciera y golpeara sus barras.

Los sagrados titulares de la hermandad de Nueva Esperanza en su casa hermandad. Los sagrados titulares de la hermandad de Nueva Esperanza en su casa hermandad.

Los sagrados titulares de la hermandad de Nueva Esperanza en su casa hermandad. / Marilú Báez (Málaga)

Hermandad de la Humillación

Las rejas de la capilla de la parroquia de Santo Domingo de Guzmán que custodian a los sagrados titulares de la hermandad de la Humillación y la Estrella se abrieron en un Martes Santo de sentimiento. La estampa no era para menos. Sobre una alfombra y una pequeña peana, un manto azul, como la noche estrellada, se deslizaba por la espalda de una Virgen Dolorosa.

María Santísima de la Estrella, entre dos centros de flores rosas, recibió la mirada atónita de muchos fieles, pero solamente un rostro quedó toda la jornada contemplándola, era Jesús de la Humillación y Perdón, que presidía el altar efímero dispuesto por la hermandad, y que con su hombro izquierdo al descubierto, quedó prendido de su Madre de la Estrella. Los hermanos celebraron en el templo una meditación y función religiosa para conmemorar el día de su estación de penitencia. Pero algo faltaba en la parroquia, la Virgen de los Dolores ya se encontraba en la capilla frente al puente, como fiel guardiana de todos los que cruzan a la otra orilla del río. María ya viste de luto en Málaga.

Titulares de la hermandad de la Humillación en la parroquia de Santo Domingo de Guzmán. Titulares de la hermandad de la Humillación en la parroquia de Santo Domingo de Guzmán.

Titulares de la hermandad de la Humillación en la parroquia de Santo Domingo de Guzmán. / José Miguel Ramírez (Málaga)

La recóndita plaza cercana a Pozos Dulces extrañó ese aroma que deja el manto de flores que deja al pasar María Santísima de las Penas. Pero la Virgen se presentó excelsa bajo su palio bordado e iluminada por sus dos arbotantes. La cofradía acostumbra a cuidar hasta el más mínimo detalle en sus puestas en escena, y el culto preparado para esta Semana Santa, y en especial para el Martes Santo, no fue para menos.

El Santísimo Cristo de la Agonía, uno de los crucificados con más fuerza, se elevó en el madero sobre un cuidado monte de corcho con flores rojas salpicadas por toda la estructura. El incesante gentío daba ese sosiego a una corporación austera, pero con grandes corazones entre sus filas nazarenas. María miraba a la Agonía, y la Agonía miraba a su Madre de las Penas. Muchos fieles al entrar no querían interferir en ese mágico diálogo, y retrocedían para presenciar esa conversación en la que no necesitó articular palabra.

El Santísimo Cristo de la Agonía y María Santísima de las Penas. El Santísimo Cristo de la Agonía y María Santísima de las Penas.

El Santísimo Cristo de la Agonía y María Santísima de las Penas. / Marilú Báez (Málaga)

Cofradía del Rocío

El cielo quiso estar blanco durante todo el Martes Santo, algo grisáceo por momentos, para conjuntar con esa Virgen a la que le vitorean ‘Novia de Málaga’ y tiene por nombre Rocío. La iglesia de San Lázaro sí que estuvo engalanada con el mejor de los presentes. La tradicional campaña ‘Un clavel para el Rocío’, este año contó con un componente solidario. La ofrenda no tenía pétalos, pero sí kilos de esperanza y de vida materializados en bolsas con alimentos y productos no perecederos. La Victoria se hizo hermandad. La Virgen del Rocío sonreía, y avivó ese gesto en muchos que amanecieron mirando a ese cielo blanco e imaginaron ese mágico encuentro en la Tribuna de los Pobres.

Durante la veneración, el Señor de los Pasos en el Monte Calvario portó en su túnica un broche regalado a la Virgen por su coronación por parte de la agrupación musical Vera Cruz de Campillos. Las colas para visitar a los titulares fue de las más frecuentadas del Martes Santo.

Titulares de la cofradía del Rocío en la iglesia de San Lázaro. Titulares de la cofradía del Rocío en la iglesia de San Lázaro.

Titulares de la cofradía del Rocío en la iglesia de San Lázaro. / Marilú Báez (Málaga)

La hermandad de la Sentencia expuso con telas moradas a sus sagrados titulares. La emoción se hizo patente en las ofrendas florales a Jesús de la Sentencia y la Virgen del Rosario junto a San Juan Evangelista. El grupo escultórico rodeaba al Jesús sentenciado sobre un friso de flores variadas en tonos también morados. Flores que muchos hermanos del grupo joven desearon coger para ir deshaciendo poco a poco sus pétalos y guardarlos para arrojarlos sobre el palio de su Virgen del Rosario en sus Misterios Dolorosos subiendo la calle Cárcer.

Altar de culto de la hermandad de la Sentencia en la iglesia de Santiago Apóstol. Altar de culto de la hermandad de la Sentencia en la iglesia de Santiago Apóstol.

Altar de culto de la hermandad de la Sentencia en la iglesia de Santiago Apóstol. / José Miguel Ramírez (Málaga)

El día estuvo repleto también de actividades culturales como los conciertos inéditos a dos órganos en la Santa Iglesia Catedral de Málaga, o la actuación de la banda de cornetas y tambores Nuestro Padre Jesús Cautivo en la azotea del palacio del Obispo. Si de algo carece esta Semana Santa no será precisamente de música. Las formaciones están demostrando su alto nivel y compromiso en sus actuaciones tras un año muy complicado en el que sus ensayos se han tenido que adaptar e incluso suspender. Pero las bandas también son una fraterna hermandad.

Cofradía del Rescate

Pero el pellizco llegó al cruzar la esquina de la Victoria que desemboca en calle Agua. Al fondo, las puertas abiertas de la casa hermandad del Rescate. Allí estaban, como si no pasara nada, como si de un momento a otro ese olivo quedara despojado de una de sus ramas porque una vecina se quedó con ella al pasar el trono por su balcón. La corporación celebró la misa con aforo limitado y a las 18:00 se realizaron unos toques de campana protocolarios. El Señor lució su túnica bordada y la Virgen la saya morada neogótica, diseñada y ejecutada por Joaquín Salcedo.

Jesús del Rescate y María Santísima de Gracia en su casa hermandad. Jesús del Rescate y María Santísima de Gracia en su casa hermandad.

Jesús del Rescate y María Santísima de Gracia en su casa hermandad. / Marilú Báez (Málaga)

Pura hermandad, puras almas que se encomendaron a María Santísima de Gracia, que miraba a la gloria de su techo de palio, donde todo comenzó. Gestos sinceros en los que una pasión compartida se desparramó por cada una de las plantas de la casa hermandad. Sí fue Martes Santo, el de la hermandad y el de la unión que salen a relucir en los momentos más difíciles, porque al final, todos los hermanos saben que el que fue prendido en Getsemaní siempre acudirá a su Rescate.

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