Entre bambalinas

Ser pueblo en tiempos difíciles

  • Parece paradójico que la Virgen del Auxilio ofrezca el manto a sus hermanos y oriente su rostro

La hermandad salesiana entra en Carretería.

La hermandad salesiana entra en Carretería. / Javier Albiñana

Hasta hace no muchos días, al Miércoles Santo malagueño le seguía el sambenito de ser “el día de la marmota”. Cofradías históricas encajadas en posiciones históricas y respaldadas por los derechos adquiridos. Salvo las incorporaciones de Salesianos y Mediadora, el resto de la jornada se mantenía incólume año tras año. Pero en 2019 las inclemencias meteorológicas y hoy la crisis sanitaria hacen que se olviden los problemas de horarios y la atención se centre en las personas.

“¿Cómo estarán los hermanos de las cofradías que comparten con nosotros la jornada?” Muchos se paran a pensar que hoy echan en falta ver delante el manto de la Virgen que, escoltada por la cruz guía de la corporación, a veces se aleja demasiado y otras parece que no anda nunca. Y, si ya el capirote molesta lo suficiente, otro motivo más para que la penitencia parezca interminable. “Venga, que parece que ya andamos… o no”. Y así las quejas se multiplicaban.

Ahora, en tiempos complejos, parece paradójico que sea la Virgen del Auxilio la que ofrezca el manto a sus hermanos y oriente su rostro al resto de corporaciones. Cuando más fraternidad hace falta –ya ayer se hizo patente la unidad en Nueva Málaga a la hora de la salida de su hermandad-, siempre ha habido una imagen velando por el resto. Y, a falta de su presencia en las calles, esa solidaridad se hace patente en los hogares del pueblo anónimo. En quien se ofrece a colaborar con sus vecinos y en quienes buscan dar consuelo.

Ese mismo pueblo, el que ha enviado sus imágenes al hospital de campaña de Carranque para que no falte ni consuelo ni una devoción a la que agarrarse en días difíciles, es el que estará más adelante cuando llegue el momento de auxiliar a su ciudad. No vendrán a ayudar los grandes cruceros de turistas que, como la carcoma, arrasaban sin entender mucho qué tenían enfrente. Estarán esperando a una oportunidad mejor. Por ello, desde las hermandades no faltará la caridad, la ayuda al prójimo. Ya hay cofradías dispuestas a devolver los donativos de salida sabiendo que también deberá pagar a sus proveedores, porque de alguna forma deberán vivir.

Y no faltarán ofrecimientos a hermanos parados y en riesgo de exclusión, porque la base de las cofradías es el mensaje de amor al prójimo de Cristo. De lo contrario, la suntuosidad procesional no tendrá sentido alguno. Es tiempo de convertirse en caridad que remueva el interior, en auxilio sin contemplaciones en tiempos difíciles. Como haría la Virgen.

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