Sociedad

Los profesores se sienten incapacitados para resolver los conflictos en las aulas

  • Acusan a los padres de la falta de implicación y a los políticos de utilizar la educación como arma electoral · Los docentes creen que han perdido apoyo social y autoridad, según un estudio

Los educadores no se ven queridos ni valorados. Se sienten más bien despreciados, sin ningún apoyo social, sin autoridad para resolver conflictos en clase y sin preparación para hacer frente a nuevos desafíos como la multiculturalidad o el desembarco de las nuevas tecnologías, que ni conocen ni manejan.

La investigación Docentes o maestros: percepciones de la educación desde dentro, elaborado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) y la Obra Social de Caja Madrid, arroja una visión absolutamente pesimista de los profesores acerca de su trabajo, de sí mismos y de las escasas perspectivas de que la cosa cambie.

Se trata de un estudio cualitativo, en el que participaron diez grupos de trabajo con diez profesores de Primaria y Secundaria de centros públicos, privados, religiosos y laicos. Todos coincidieron en un análisis absolutamente crítico tanto del contexto social y político como del sistema escolar y en una visión desesperanzada del propio rol, explicó Eugenio Megías, director técnico de la FAD, durante la presentación del trabajo.

Los profesores consideran que no cuentan con la formación específica para manejar fenómenos de multiculturalidad, el uso de nuevas tecnologías o la relación con los padres de sus alumnos y reclaman la capacitación necesaria para hacer frente a las nuevas realidades de las escuela del siglo XXI, señaló Megías.

El coordinador del estudio destacó que hay una sensación generalizada de desprestigio social y que "los profesores son conscientes del deterioro de su imagen" y de que la figura del maestro, con sus connotaciones de prestigio y afectivas, ha sido sustituida por la del docente, identificado más como funcionario.

Según el estudio, la sociedad desprecia y desvaloriza la tarea educativa a pesar de los discursos en defensa de una educación de calidad, y es la institución educativa la que soporta en solitario la tarea de educar, que la familia y la sociedad delega en el profesorado, a quien exige capacitación. A excepción de la etapa de Educación Infantil, critican que "la familia no se implica", pero tampoco lo hace el resto de la sociedad.

Los profesores creen que los políticos utilizan la educación como arma electoral, lo que no propicia la estabilidad en los modelos educativos; "el maestro se ha convertido en un instructor que ha perdido el reconocimiento de sus conciudadanos", añadió Megías.

En cuanto al modelo de educación pública o privada, defienden la Enseñanza Pública, en la que introducirían una gerencia profesional.

La opinión negativa también afecta al propio sistema escolar, al que reprochan su falta de agilidad para ir al mismo ritmo de las necesidades sociales en asuntos como la multiculturalidad, las diferencias socioeconómicas o los estilos de vida. "Están preparados para responder a retos que no son los de ahora, sino de hace treinta años", precisó Megías.

Esa impotencia para afrontar retos y manejar recursos deriva al final en una pérdida absoluta de la autoridad, según admiten los profesores. "Dicen que los propios padres les impiden tener autoridad porque ellos mismos también la han perdido, y ven humillante que otra figura externa la tenga", indicó el director técnico de la FAD.

Añoran al maestro como "referencia moral", creen que esa figura ha sido "atropellada" y que se ha sustituido por la de un simple "instructor" que se limita a transmitir conocimientos estructurales. Para todas las críticas al sistema educativo y a la sociedad, el discurso mayoritario es que "los culpables son otros" , con la excepción de algunas voces que hablan de más autoimplicación y complicidad con los padres y resto de agentes.

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