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Soluciones digitales para adaptar nuestra hortofruticultura a un clima más cambiante

  • Vivimos un período en el que el clima a nivel global está cambiando hacia temperaturas más elevadas en promedio, con precipitaciones con irregularidad creciente. En climas mediterráneos como el de España, y en sectores de actividad como la hortofruticultura, ligeras variaciones en la meteorología de cada campaña pueden generar impactos considerables, como muy bien saben los agricultores y empresas del sector, y hemos visto recientemente en España con primavera muy húmeda en 2022 en el levante, intensa ola de frío en enero de 2021 en varias zonas o varios veranos muy cálidos.

Hasta ahora se habla mucho de la necesidad de mitigar emisiones e impactos medioambientales diversos producidos por el sector agroalimentario, tanto en sus fases de producción primaria como en la transformación y comercialización. Es un enfoque correcto, pero no es suficiente frente al reto global del cambio climático. Por una parte, debemos exigir que los mayores requisitos medioambientales y sociales a la producción europea, sean extensivos a los productos producidos e importados desde otros países, con reglas de simetría, para evitar fomentar el “dumping” social y medioambiental de otras zonas del mundo, mientras se penaliza al sector hortofrutícola europeo. El reto es global y la respuesta también debe serlo, sin cambiar de lugar lo que no nos gusta ver, mientras generamos incluso mayores impactos.

Por otra parte, debemos dedicar mucho más esfuerzo y foco del dedicado actualmente a la adaptación. El cambio climático y sus implicaciones están en marcha, y las emisiones globales de gases de efecto invernadero no dejan de crecer ni parece que lo vayan a hacer en los próximos años. A partir de asumir ese hecho, la tecnología y la innovación son elementos clave en la adaptación del sector hortofrutícola al calentamiento global. Tanto en genética, como en nutrición o protección vegetal, en desalación, depuración o eficiencia en uso de agua, maquinaria / robótica o industria transformadora. Como vector de transformación transversal, la innovación en tecnología de software y datos supone un elemento clave en la adaptación.

La tecnología y la innovación son elementos clave en la adaptación del sector al calentamiento global

En un clima que se calienta, necesitamos medir con más precisión las temperaturas, el uso del agua, su rentabilidad, combinar distintos orígenes y calidades de la misma (desalación, depuración, subterráneas, superficiales). Debemos prestar más atención y medir la calidad de los suelos, para que éstos incrementen su capacidad de retención y regulación ante precipitaciones más irregulares e intensas. También debemos almacenar agua cuando llueva, recargando acuíferos o embalses, y dosificarla bien después, favoreciendo las producciones que generen un mayor retorno económico y social. Igualmente, debemos medir y adaptar nuestros cultivos, calendarios de cultivo, variedades, horarios de trabajo. Necesitamos hacer una mejor gestión del producto para reducir las mermas o pérdidas entre el campo y el mercado, lo cual implica una cadena de valor más ágil y una gestión más eficiente de las operaciones y las cadenas de frío, cada vez más necesarias en su extensión y precisión.

Todo el sector debe dar respuesta conjunta a unos mercados que se comportan de forma diferente en cuanto a su demanda, por el tipo de productos demandados y sus calendarios. Ante al cambio del clima, necesitamos medir, controlar y adaptarnos, con datos y herramientas de gestión, pues las recetas de hacer las cosas “como siempre” ya no sirven. Todo ello, bajo un enfoque de gestión integral e integrada a nivel de datos de la cadena de valor, desde el campo y hasta el mercado, pues en el sector hortofrutícola es básica la agilidad y sincronización de la cadena, alineando oferta y demanda de forma permanente, respondiendo a las fluctuaciones.

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