Tiene Pepe Doblado metida la idea de un nuevo triunfo en su tierra. Debe ser en la próxima pinzoniana de mañana y para ello la preparación es una meta a no descuidar ni un ápice. No es un esfuerzo fácil para quien se tiene que costear oficio delante del toro lidiando astados a puerta cerrada para ver de cerca los pitones. Nada fácil, sobre todo para pasar ese fielato del esfuerzo que siempre se le ha exigido al torero y el que él mismo se autoimpone. Ayer, en una plaza de tientas; mañana, en otra, y así apurando etapas una tras otra para que todo este al máximo cuando llegue el momento. Hoy, precisamente a pocas horas de ese paseíllo, Doblado anda ejercitando la última fase de su puesta a punto, y hace apenas dos días lo hacía en la finca sevillana de Juan Pedro Domecq.

Nos cuenta ese buen amigo que es Pepe Plaza las buenas sensaciones que dejó entre todos el excelente momento del torero frente a un toro bravo y exigente con el que anduvo muy bien.

Se sintió mejor el torero con la muleta en la mano y embarcando con gusto y buen son la noble embestida de un toro con cuajo y volumen.

El testimonio gráfico así denota la calidad del toro y la del torero que, a pesar de ese escaso número de actuaciones, no ha dejado en ningún momento resquicio a la duda sobre sus triunfos.

Anda Doblado con una puesta a punto física envidiable y con la mente puesta, como nos comentaba hace dos días en la finca Pelegrín propiedad del ganadero Manuel Ángel Millares, en un nuevo triunfo ante sus paisanos y con la corrida de Zalduendo.

La pinzoniana vuelve a ser la piedra de toque para que Doblado demuestre que es un torero que pone siempre todo lo que tiene y sobre todo con el apoyo incondicional de su peña.