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"Sentado en el mismo lugar, esperando a que algo suceda...", acompañado de varios emoticonos. Era la reflexión en las redes sociales de Josh Adams, el jugador del Unicaja que, sin dejar de cumplir, más se ha cuestionado la idoneidad de permanecer confinados aquí sin que los jugadores puedan regresar a sus países de orígenes. Hay cuestiones familiares y personales que hacen menos llevadero el confinamiento a distancia.
El jugador mostró su preferencia de regresar a Estados Unidos con sus padres. Justamente, su madre iba a volar a España justo antes de que estallara la crisis del coronavirus. Y se quedó en tierra. El jugador intenta pasar lo mejor que puede este periodo de hibernación competitiva. "Echo de menos las canastas", decía también el escolta norteamericano, que se recuperaba de un problema en el tobillo que se produjo en el penúltimo partido que jugó el Unicaja, el 4 de marzo. El club no llegó a ofrecer un parte oficial sobre Adams.
El Unicaja sigue pendiente de Adams, como del resto de jugadores. A través de Diego Vázquez, preparador físico, Manolo Rubia, director deportivo; o algún mensaje con Luis Casimiro, el americano, que ha dejado un reguero de jugadas espectaculares, recibe la atención del club aunque no lleve bien el confinamiento.
El club ya anunció este Viernes Santo que negociará con los jugadores una rebaja de sus salarios para adaptarse a la situación generada, en la que no hay ingresos y sí pérdidas por el parón que sufren las competiciones a causa de la extensión del coronavirus.
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