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Problemas habituales (112-95)

  • El Unicaja también naufraga en la pista del Baskonia, donde se hunde tras dominar en el primer cuarto

  • Las sensaciones en el Buesa no mejoraron las del fiasco copero

Shermadini, defendido por Poirier y Vildoza.

Shermadini, defendido por Poirier y Vildoza. / Efe (Vitoria)

El Baskonia fue quizá el primer equipo que hizo dudar al Unicaja en esta temporada. Cortó la víspera de Nochebuena en el Carpena una gran secuencia malagueña, por primera vez se sintió pequeñito el equipo de Luis Casimiro ante un rival. Ha jugado (y ganado) el Unicaja ante el Madrid y el Barcelona, pero ninguno le ha hecho sentir esa diferencia de escalón con los equipos de Euroliga como el cuadro vasco, que recalcó esa sensación en el Buesa Arena. Una derrota dura (112-95) que no mejora el cuerpo tras el varapalo copero, a pocas horas de un duelo trascendental en la Eurocup.

Ganaba mediado el primer cuarto el Unicaja (8-22) y perdía ya 10 minutos después. No es consistente el equipo y cuesta pensar que lo sea con las bajas. Las cualidades de los jugadores no pueden mutar de manera tan sencilla. Wiltjer sopló fuerte con 14 puntos seguidos en seis minutos, una de esas rachas en las que parece incontenible, para conseguir una ventaja importante, pero que resultó volátil. Llegando el final del primer cuarto, tras un tiempo muerto duro de Perasovic, el Baskonia marcó los límites físicos a los que el Unicaja no llega.

En un baloncesto de tanteos altos, las diferencias valen menos. Perasovic activó soluciones. Vildoza y Huertas juntos, Diop se hizo gigante en los dos aros. El Unicaja colapsó y empezó a acumular pérdidas, incapaz de crear ventajas pese a los intentos de Carlos Suárez por mover el balón con cierta cordura. Boatright y Roberts, también en pista juntos puntualmente, no ayudaban. Había amasado el cuadro cajista una diferencia interesante con un acierto insostenible en el triple (21 de los 25 puntos del primer cuarto vinieron por ahí), pero sólo metió cuatro canastas de dos en 20 minutos. Si no hay un equilibrio en el juego es imposible competir con los mejores. Y el Baskonia reboteó a placer en el aro rival para conseguir voltear el partido.

Cambió el mando del duelo (31-30) y con 35 puntos encajados en el segundo cuarto, la dinámica varió totalmente (51-43 al descanso). Fue enérgico Casimiro, que recibió una técnica, a la hora de hacer cambios, en mandar al banquillo al jugador que cometía un error grosero.

Crispa la candidez de Adam Waczynski, que se comió dos puertas atrás ante la desesperación de Casimiro. Resta durante casi toda la temporada el polaco, pero tampoco sería justo cargar las tintas en él. Hay pocos asideros ahora mismo en el equipo. No está Jaime Fernández, máximo anotador y asistente, y la vida sin él no va a ser sencilla. Boatright está en ese momento en el que duda si hacer su juego o jugar como quiere el entrenador, que resulta que quiere que haga su juego. Penaliza también en defensa, tiene manos muy rápidas pero, en cuanto hay alguna situación que exige lecturas, se extravía.

En un parpadeo, el Unicaja se vio 17 puntos abajo (67-50). Desesperaba la facilidad con la que el Baskonia metía canasta. Una simple finta, un despiste, un pase... Canastas fáciles y en la pintura. No le hacía falta un alto acierto en el triple para romper el partido. Si bajaba el diapasón el equipo vasco, el Unicaja asomaba la cabeza, por ejemplo con un siempre corajudo Milosavljevic (74-65) o con Dani Díez (81-71) tras alguna defensa buena.

Probó una zona 2-3 Casimiro (con Shermadini en una esquina y Suárez en el medio), pero cuando se recibe un mate tres segundos después de meter un tiro libre o se pierden balones con suma facilidad, no hay instrucción ni pócima táctica que valga. Boatright fallaba un triple sobre la bocina del tercer cuarto (86-77).

El Baskonia oteaba los 100 puntos apenas iniciado el último cuarto. Exige un acierto altísimo propio competir a esos niveles. Los pivots cajistas no podían con los rivales. Shermadini y Lessort eran superados por Poirier, Diop y Voigtmann, sus porcentajes de tiro eran muy pobres. Y los baskonistas rebañaban el aro.

Y así se fue por el sumidero un partido que deja al Unicaja unas sensaciones no mejores que tras perder en la Copa. Con un rango inferior de jugadores, el estilo de juego del Alba tiene esa veta física que el Baskonia demuestra que se atraganta. Es cierto que sin jugadores claves (Alberto y Jaime, como tampoco tiene el Baskonia a Shengelia y Granger o el Alba no dispone de Peno), pero no se adivina cómo se pueden eliminar esas desaplicaciones con los jugadores actuales.

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