Ralph Sampson, un extraterrestre que era humano
Se cumplen tres décadas del debut del mítico jugador estadounidense con el Caja de Ronda
Sólo jugó ocho partidos, físicamente no estaba al nivel

Enero de 1992, año olímpico y en cuyo verano cristalizaría la fusión entre Caja de Ronda y Maristas. Se cumplieron esta semana 30 años del debut de Ralph Lee Sampson (Virginia, 1960) con la camiseta del verde y morada del club cajista. El jugador con mayor pedigrí que probablemente haya jugado en Málaga. Tres veces All Star de la NBA, tres veces mejor universitario de la NCAA y miembro de las míticas Torres Gemelas de Houston junto a Hakeem Olajuwon, con las que jugó una final de la NBA ante los Celtics de Boston. Venía un extraterrestre, pero resultó que era humano. Un 2.24 metros con rodillas de cristal.
Quedó marcado en aquella final porque no dio un buen nivel, tuvo varios encontronazos con los Celtics. Su llegada a la ACB fue un acontecimiento. En 1987 se había iniciado un carrusel de lesiones. Sus rodillas comenzaron a flaquear. Fue traspasado a los Warriors. Y allí continuaron las lesiones y el peregrinaje. Siempre quedaba la esperanza de rescatar su talento. Y los equipos lo buscaban. De los Warriors a los Kings de Sacramento. Y finalmente a los entonces Bullets, hoy Wizards, de Washington, donde militó dos meses antes de que su contrato fuera cortada y apuntara a Europa. Periódicos de la época hablaban de que había sido ofrecido al Barcelona, pero finalmente aterrizó en Málaga, donde el equipo, tras el fin de la era Pesquera y la marcha de Ricky Brown y Joe Arlauckas, no marchaba bien. Se había prescindido del colombiano Álvaro Teherán, recientemente fallecido, y Ed Amos habían ocupado la plaza de extranjero junto al campeón olímpico Valery Tikhonenko, cuyos hijos jugarían años más tarde en Los Guindos.
“Nadie mejor que uno mismo para saber en qué estado te encuentras. Yo me siento perfectamente y no tardaré en demostrarlo porque son mentiras esos rumores que dicen que mi salida de la NBA se debía a una pérdida de cualidades y fondo físico", decía el jugador americano en su presentación como jugador cajista. “Pienso que el fichaje que hemos realizado se puede considerar como un hito en la historia del baloncesto español y europeo, por lo que nos sentimos tremendamente orgullosos” apostillaba Jesús Morata, presidente del club entonces.
El debut de Sampson fue un 11 de enero de 1992 en Ciudad Jardín, en un partido ante el Pamesa Valencia. Acabaría 62-75. Sampson jugó 36 minutos, con 10 puntos (4/13 en tiros de dos, 0/1 en triples y 2/4 en libres), 12 rebotes y dos asistencias. Pero dejó la imagen de un jugador muy limitado ya físicamente. En su cénit había destacado por jugar de alero con sus 2.24 metros, con una combinación de cualidades físicas y técnicas nunca vista antes. Su movilidad era muy reducida. “El debut de Sampson fue de lo más decepcionante. El ex pívot de los Washington Bullets evidenció una forma física discreta y en 36 minutos en pista no pudo aportar más de 10 puntos, 12 rebotes y un solo tapón. En su descargo hay que apuntar que apenas ha tenido tiempo de conocer a sus nuevos compañeros”, decía la crónica de El Mundo Deportivo en aquella época.
Las rodillas eran un drama. Entonces no había el conocimiento instantáneo de lo que pasaba en la NBA y aún era un mundo aparte. Se pensaba que, aunque estuviera tocado, dominaría. “En un partido se tuvo que ir a vestuarios y el fisioterapeuta le sacó 10 jeringuillas de líquido de las rodillas. Eso le hacía que no tuviese musculatura, no podía correr”, recordaba el entrenador, José María Martín Urbano, hace unos años en este periódico. José María Martín Urbano,Sampson fue el primer número uno del draft de la NBA en llegar a España hasta que lo hizo Andrea Bargnani al Baskonia.Pronto se cayó la venda y fue obvio que no podía jugar a alto nivel. Estuvo ocho partidos a las órdenes de Martín Urbano, con 28 minutos, 7 puntos (29% en tiros de campo), 6.8 rebotes y 1.4 asistencias por partido. El equipo conseguiría la salvación en una eliminatoria de play off ante el Collado Villalba.
Sampson fue después elegido en el Hall of Fame. Tras su retirada siguió vinculado al baloncesto, fue hombre de negocios y participó en medios de comunicación. En Málaga dejó un rastro de bonhomía, pero ya no estaba listo para el deporte de alto nivel. Hace ya 30 años de aquella historia.
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