Unicaja Baloncesto-Mornar Bar | Crónica

La vida en rosa (113-76)

  • El Unicaja bate su récord anotador en Europa y se divierte a costa del Mornar Bar

Shermadini ataca el aro del Mornar Bar.

Shermadini ataca el aro del Mornar Bar. / Unicaja B. Fotopress

El Unicaja figura en ese limbo entre la Eurocup y la Euroliga, sin duda entre los 20-25 mejores equipos del continente. Si abriera la mano la máxima competición continental tendría plaza por nivel y tradición. Su sino actual es pelear por estar cada año entre los 16 mejores, sea por vía ACB o por esta competición.

Igual que hay cotas vedadas en la Euroliga también hay simas en la Eurocup, como representa el Mornar Bar. Hasta ahora ha ganado dos partidos al decepcionante FIAT Torino, pero el nivel que mostró sobre el Carpena fue bastante bajo, fue devastado por el Unicaja. Llegó una hora justa antes del partido al Palacio. Por las palabras en la previa de su entrenador daban casi por imposible el triunfo. Tampoco se rebelaron demasiado y el Unicaja ofreció una plácida noche a su afición, a las 5.330 que desafiaron a una noche desagradable para ver a su equipo. Y seguro que no se arrepintieron. El partido acabó 113-76, récord anotador en Europa del club, a sólo dos puntos de los míticos 115 del Palau el año del título de la Liga ACB.

El Carpena, de hecho, disfrutó bastante. Disfruta cada día, de hecho, que hay partido. Espera, como el equipo, momentos de más dificultad, rivales de más enjundia, para seguir testando las posibilidades y para seguir construyendo esa identidad que persigue Luis Casimiro. Pero contemplar cómo jaleaba el Palacio las canastas, con todo el pescado vendido, en el segundo tiempo y que casi nadie se iba del partido hasta el minuto final simboliza que el personal se lo pasa de lujo.

En esta sociedad importa la victoria por encima de todo en el deporte de alto nivel. Pero no es lo único. También se siembra con el aspecto lúdico. Convertir en una fiesta un partido casi intrascendente ayuda también, por ejemplo, a enganchar a los varios cientos de niños que acudieron al partido. La asistencia a tabla de Jaime Fernández en un contraataque para que Shermadini hiciera un mate llegando de tráiler fue quizá el clímax de la noche en cuando a espectáculo.

Confluyó para la carnicería, evidentemente, el excelso estado del Unicaja, que se tomó en serio el partido desde el salto inicial y ya había hecho buena parte de los deberes al final del primer cuarto (31-15), en el que llegó a dominar por 21 puntos. Primero con Shermadini más tarde Lessort, que hizo un mate a lo Dwight Howard en sus mejores tiempos. La defensa montenegrina era de mantequilla y el Unicaja no necesitaba del triple, apenas uno de Jaime, porque encontraba caminos expeditos al aro montenegrino. En niveles del 70% en tiros de dos, algo no raro en tramos de partido concretos, se movía el Unicaja.

El partido estaba visto para sentencia en el segundo cuarto, con rentas que oscilaban entre 20 y 30 puntos para el Unicaja. Se acortaba cuando el Mornar Bar tenía algo más de tino en el tiro exterior, pero la defensa cajista era decente, no daba pases de pecho. Con un dominio insulante del rebote, de manera inevitable caían los puntos. Sasu Salin, abnegado defensor que ha tomado el relevo de Alberto Díaz como bastión exterior en esa faceta, tenía manga ancha para tirar y mostraba su puntería. Todos metían algún punto salvo un Viny que no pidió minutos en su primera entrada en pista. Es normal que le falte ritmo de juego, confianza e intensidad. Cuesta verle aportando en esta dinámica. Al descanso se habían sumado ya 62 puntos, igualándose el récord histórico del club en Europa, batido hace unas semanas en Turín.

Tras el descanso la distancia ya se situó por encima de los 30 puntos y la historia del partido derivó hacia contemplar las jugadas espectaculares, dentro de unos mínimos de seriedad y de respeto al juego, que el Unicaja mantuvo casi siempre. También Dani Díez se fajó en varios rebotes que le congraciaron con la grada y se enlazaron varias licencias en el juego.

El espectáculo continuó hasta los momentosfinales. El Carpena pidió a Pablo Sánchez y Casimiro concedió el deseo. Anotó su primera canasta en el baloncesto profesional, después de que Lessort robara un balón y le dejara solo ante el aro para que con la mano izquierda metiera dos puntos que no olvidará en su vida.

El próximo partido de Eurocup será la visita a Kazán, en la que se dilucidará el primer puesto del grupo. Obstáculos más complicados que el que tuvo ante el Mornar Bar el equipo malagueño.

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