Unicaja - Promitheas Patras: Un aviso a tiempo (67-54)

El Unicaja se relaja durante el partido ante el Promitheas tras dominarlo plácidamente y recibe el mensaje de lo que le puede ocurrir, aunque sea superior, más adelante

Así fue el partido

Bajas de Kravish y Djedovic

Kalinoski celebra un triple.
Kalinoski celebra un triple. / Bcl / M. Pozo

El Unicaja está a una victoria de la Final Four de Belgrado, pero recibió un aviso serio de lo que le puede ocurrir si baja los estándares habituales de intensidad y concentración. Vale para la BCL o para la ACB. Un Promitheas varios niveles por debajo del equipo malagueño complicó el partido en el último cuarto. No se abandonó el equipo griego pese a que perdía por 15 puntos en el primer cuarto y por 20 al descanso. Fue persistente en el esfuerzo y, con sus limitaciones, sacó su arsenal táctico y complicó el partido hasta extremos insospechados cuando el partido arrancó. Nunca peligró realmente la victoria, lo máximo que tuvo el Promitheas fue seis puntos abajo y balón. Pero quedó esa sensación de que, en un partido de play off, el Unicaja no compitió y fue tan consistente como suele y debe. Y que el susto está tras cualquier esquina. Si lo sabe canalizar bien puede darle una interpretación positiva. No vale la relajación en Patras, no vale ya más en la BCL, hay un título a tres victorias, pero con margen de error muy escaso. No se gana una competición de paseo, aunque la distancia entre Unicaja y Promitheas sea sideral, como se constató.

Con un Carpena no repleto, pero con buen ambiente, el Unicaja se tomó en serio el arranque y ahí cimentó lo que sería después el triunfo. 20-5 mandaba tras cinco minutos tras una exhibición de puntería, con Osetkowski y Sima como estiletes. Había descartado Ibon a Kravish y un virus inoportuno de Djedovic había obligado, por temas de cupos, a introducir a Guille del Pino entre los 12. El Promitheas era incapaz de fabricarse un tiro fácil y la diferencia era la de dos equipos con de diferente categoría. Corría el Unicaja, dominaba el rebote, los sistemas salían y la superioridad no admitía debate. Empezaron a verse algunos detalles de los que no gustan a los entrenadores. Un pase por la espalda en línea de fondo de Osetkowski, algún pase a destiempo, alguna mala decisión a la hora de atacar el aro o matar los espacios. Pese a ello, la distancia era de 20 puntos al descanso (42-22). Defensivamente el Unicaja había limitado muchísimo a los jugadores más peligrosos de los helenos.

Tras el descanso, una segunda parte fea, con problemas para anotar, defensivamente más pobre. Pérdidas de balón tras un tiempo muerto de Ibon, situaciones extrañas. Suele ocurrir cuando se ve un partido ganado y se reduce la intensidad que no es tan fácil, por más que el rival sea inferior, pulsar otra vez el on y enchufarse. Lo padeció el Unicaja, que vio cómo el rival iba reduciendo progresivamente. De 20 a 15, de 15 a 10, de 10 a seis, que fue la mínima distancia que hubo. Ahí, un poco de intensidad más, algo de oficio para sacar tiros libres y los errores en tiros abiertos del Promitheas permitieron que no hubiera un problema en el final. Es humano descender el nivel cuando se ve un partido ganado, pero esto no era un duelo de liga regular, sino uno de play off, donde no hay margen de error. Un aviso a tiempo para corregirlo.

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